Archive for abril 2012
Neurociencia en la gestión de equipos
Una de las ciencias que más avances está logrando en el estudio de nuestro cerebro tanto a su nivel fisionómico como funcional es la neurociencia. Aportaciones claves como la plasticidad cerebral, la importancia de las conexiones sinápticas frente a la cantidad de neuronas o que nuestro cerebro es un cerebro social y necesita de los otros para aprender más y mejor, han roto con muchas de las ideas prefijadas anteriormente sobre el funcionamiento de nuestra CPU.
Y muchos de esos descubrimientos sobre cómo funciona nuestro cerebro son claves, junto con otro avance clave reciente como es la inteligencia emocional, para la gestión de los equipos en la empresa actual.
Parece que se nos ha olvidado que gestionar equipos no es más ni menos que saber gestionar personas y éstas, tienen algo que las máquinas de momento no poseén como son los sentimientos y la capacidad de aprender en todo momento. ¿Puede aportarnos algo la neurociencia y la inteligencia emocional? La respuesta es un sí rotundo.
Hoy me centraré en los grandes conceptos que la neurociencia nos ha brindado y como éstos nos van a permitir gestionar de manera más eficiente y eficaz los equipos en los cuales trabajamos.
El primer concepto clave es el de plasticidad o la capacidad del cerebro para establecer nuevas conexiones neuronales, que permiten a éste aprender nuevos conocimientos tanto a nivel teórico como práctico. Esta cualidad neuronal de nuestra CPU es la que nos dota de la capacidad para aprender a tocar un violín o aprender un idioma a cualquier edad, rompiendo la idea aceptada anteriormente de que a medida que pasaban los años, nuestro cerebro iba perdiendo aptitudes para el aprendizaje.
Por lo general, los conocimientos, tanto los mostrados como los ocultos por los miembros que forman un equipo, pueden ser aprendidos por otros y también ser modificados. Esto es de vital importancia, pues una de las principales debilidades que hoy en día mencionan, una y otra vez, las personas que trabajan en equipos es la incapacidad para dejar de hacer las cosas como siempre y caer una y otra vez en los mismos problemas.
Frases como "esto se lleva haciendo así desde siempre y no se puede cambiar", "no vas a venir tú ahora a enseñarnos como hacer las cosas de nuevo", "el método funciona a pesar de los retrasos y los continuos problemas con el cliente y el equipo" seguro que suenan a más de uno. Pues bien, el equipo puede aprender en todo momento hacer las cosas de otra forma distinta y seguro que mejor. La plasticidad debe impregnar la gestión de equipos, pues cada proyecto es diferente, cada cliente es un mundo y aunque debe haber unas bases mínimas que permitan el funcionamiento, si el equipo está acostumbrado a modificar sus formas de trabajo será más resolutivo y eficaz.
Otro de las ideas que nos ha regalado la neurociencia es la importancia de las conexiones neuronales más que su número. ¿Cuántas veces los gestores o nuestros jefes han pensado que la mejor solución a determinados problemas es aumentar el número de miembros del equipo? Como si más fuese siempre mejor. Es cierto que en algunos casos es necesario contar con más jugadores en el partido, pero por lo general, esa demanda es fácilmente observable. Más difícil es mentalizarse que el equipo tiene que saber jugar bien engrasado y a punto. Las relaciones que se establecen en un grupo de personas que van a compartir muchas horas en un entorno que no es el personal, exigen que tanto el líder como los integrantes del equipo sepan establecer lazos y conexiones apropiadas.
Aquí entra de lleno la importancia de la inteligencia emocional como nuestra habilidad para crear equipos bien comunicados en todo momento. En mi escuela de negocio nos decían que teníamos que aprender a trabajar con todo tipo de personas y, aunque no deja de ser una afirmación cierta y válida, oculta una parte muy importante, no todos trabajamos igual de bien con todos. La misión de un gestor de equipo es hacerse con personas que sepan trabajar entre ellos y sobre todo, sepan comunicarse. La formación de los equipos en muchas empresas deja mucho que desear, pues se valoran más los conocimientos técnicos y teóricos que pueda aportar más que su perfil emocional. Ello nos lleva a que una de las funciones fundamentales de un departamento de Personas (recursos humanos), es tanto establecer perfiles funcionales como emocionales. El equipo debe ser además de una auténtico grupo funcional, un grupo emocionalmente estable y compenetrado.
A lo anterior puede argumentarse que los equipos varían y las personas que lo forman vienen y van, esa es una realidad palpable sin duda. Pero también que ante ese problema, podemos contar con la idea de las neuronas espejo y la necesidad de aprendizaje social de nuestro cerebro.
Las neuronas espejo son aquellas que nos permiten aprender por una de las formas más sencillas y eficaces de aprendizaje, la imitación. Si, ya sé que nos han dicho mil veces que copiar es malo y poco honorable, pero no se trata de un mero trabajo de copista, sino de imitación. Si una estrategia funciona en una persona para lograr una serie de resultados, es posible que también funcioné con uno. Si la persona que deja el equipo tenía una serie de habilidades funcionales y emocionales determinadas, la persona que la sustituya puede aprender esas dotes a través de la imitación. Y por supuesto, aprenderá más y mejor si todo el equipo al que va a ser destinado le ayuda a ello. Aprendemos más rápido y de mejor forma cuando lo hacemos acompañados que cuando lo hacemos solos, nuestro cerebro es un cerebro social, no debemos olvidarlo.
Capacidad para el aprendizaje, adaptación al cambio, gestión emocional, implicación, imitación de las habilidades de éxito, conocimiento funcional y emocional de los integrantes del equipo y pro-actividad son elementos claves para que un equipo funcione de una manera más engrasada. Todo lo anterior no asegura el éxito, pero si reconocer los fallos de manera más fácil, ponerles solución y lograr la victoria mucho más rápido y de forma mucho más eficaz y eficiente. El reto como siempre está en cambiar y aceptar que trabajamos con personas y no con máquinas.
¿Reconoces a tu equipo en estas cualidades? Deja tus opiniones y comentarios, así aprenderemos todos.
Y muchos de esos descubrimientos sobre cómo funciona nuestro cerebro son claves, junto con otro avance clave reciente como es la inteligencia emocional, para la gestión de los equipos en la empresa actual.
Parece que se nos ha olvidado que gestionar equipos no es más ni menos que saber gestionar personas y éstas, tienen algo que las máquinas de momento no poseén como son los sentimientos y la capacidad de aprender en todo momento. ¿Puede aportarnos algo la neurociencia y la inteligencia emocional? La respuesta es un sí rotundo.
Hoy me centraré en los grandes conceptos que la neurociencia nos ha brindado y como éstos nos van a permitir gestionar de manera más eficiente y eficaz los equipos en los cuales trabajamos.
El primer concepto clave es el de plasticidad o la capacidad del cerebro para establecer nuevas conexiones neuronales, que permiten a éste aprender nuevos conocimientos tanto a nivel teórico como práctico. Esta cualidad neuronal de nuestra CPU es la que nos dota de la capacidad para aprender a tocar un violín o aprender un idioma a cualquier edad, rompiendo la idea aceptada anteriormente de que a medida que pasaban los años, nuestro cerebro iba perdiendo aptitudes para el aprendizaje.
Por lo general, los conocimientos, tanto los mostrados como los ocultos por los miembros que forman un equipo, pueden ser aprendidos por otros y también ser modificados. Esto es de vital importancia, pues una de las principales debilidades que hoy en día mencionan, una y otra vez, las personas que trabajan en equipos es la incapacidad para dejar de hacer las cosas como siempre y caer una y otra vez en los mismos problemas.
Frases como "esto se lleva haciendo así desde siempre y no se puede cambiar", "no vas a venir tú ahora a enseñarnos como hacer las cosas de nuevo", "el método funciona a pesar de los retrasos y los continuos problemas con el cliente y el equipo" seguro que suenan a más de uno. Pues bien, el equipo puede aprender en todo momento hacer las cosas de otra forma distinta y seguro que mejor. La plasticidad debe impregnar la gestión de equipos, pues cada proyecto es diferente, cada cliente es un mundo y aunque debe haber unas bases mínimas que permitan el funcionamiento, si el equipo está acostumbrado a modificar sus formas de trabajo será más resolutivo y eficaz.
Otro de las ideas que nos ha regalado la neurociencia es la importancia de las conexiones neuronales más que su número. ¿Cuántas veces los gestores o nuestros jefes han pensado que la mejor solución a determinados problemas es aumentar el número de miembros del equipo? Como si más fuese siempre mejor. Es cierto que en algunos casos es necesario contar con más jugadores en el partido, pero por lo general, esa demanda es fácilmente observable. Más difícil es mentalizarse que el equipo tiene que saber jugar bien engrasado y a punto. Las relaciones que se establecen en un grupo de personas que van a compartir muchas horas en un entorno que no es el personal, exigen que tanto el líder como los integrantes del equipo sepan establecer lazos y conexiones apropiadas.
Aquí entra de lleno la importancia de la inteligencia emocional como nuestra habilidad para crear equipos bien comunicados en todo momento. En mi escuela de negocio nos decían que teníamos que aprender a trabajar con todo tipo de personas y, aunque no deja de ser una afirmación cierta y válida, oculta una parte muy importante, no todos trabajamos igual de bien con todos. La misión de un gestor de equipo es hacerse con personas que sepan trabajar entre ellos y sobre todo, sepan comunicarse. La formación de los equipos en muchas empresas deja mucho que desear, pues se valoran más los conocimientos técnicos y teóricos que pueda aportar más que su perfil emocional. Ello nos lleva a que una de las funciones fundamentales de un departamento de Personas (recursos humanos), es tanto establecer perfiles funcionales como emocionales. El equipo debe ser además de una auténtico grupo funcional, un grupo emocionalmente estable y compenetrado.
A lo anterior puede argumentarse que los equipos varían y las personas que lo forman vienen y van, esa es una realidad palpable sin duda. Pero también que ante ese problema, podemos contar con la idea de las neuronas espejo y la necesidad de aprendizaje social de nuestro cerebro.
Las neuronas espejo son aquellas que nos permiten aprender por una de las formas más sencillas y eficaces de aprendizaje, la imitación. Si, ya sé que nos han dicho mil veces que copiar es malo y poco honorable, pero no se trata de un mero trabajo de copista, sino de imitación. Si una estrategia funciona en una persona para lograr una serie de resultados, es posible que también funcioné con uno. Si la persona que deja el equipo tenía una serie de habilidades funcionales y emocionales determinadas, la persona que la sustituya puede aprender esas dotes a través de la imitación. Y por supuesto, aprenderá más y mejor si todo el equipo al que va a ser destinado le ayuda a ello. Aprendemos más rápido y de mejor forma cuando lo hacemos acompañados que cuando lo hacemos solos, nuestro cerebro es un cerebro social, no debemos olvidarlo.
Capacidad para el aprendizaje, adaptación al cambio, gestión emocional, implicación, imitación de las habilidades de éxito, conocimiento funcional y emocional de los integrantes del equipo y pro-actividad son elementos claves para que un equipo funcione de una manera más engrasada. Todo lo anterior no asegura el éxito, pero si reconocer los fallos de manera más fácil, ponerles solución y lograr la victoria mucho más rápido y de forma mucho más eficaz y eficiente. El reto como siempre está en cambiar y aceptar que trabajamos con personas y no con máquinas.
¿Reconoces a tu equipo en estas cualidades? Deja tus opiniones y comentarios, así aprenderemos todos.
Lidérate para poder liderar
Imaginen lo siguiente, una persona que no es capaz de cumplir con el propósito de ir al gimnasio, dejar de fumar, perder los kilos de más que tiene desde hace tiempo, pasar más tiempo con sus hijos, esposa y amigos. Tampoco encuentra tiempo ni energías para aprender inglés que siempre se le resiste, ni ponerse al día con esas malditas nuevas tecnologías 2.0 e incluso 3.0 que le sacan de quicio. Salta de una tarea a otra, de un hobie a otro porque no es capaz de esperar a que den los frutos necesarios. Es muy probable que también se altere con su entorno porque las cosas no llegan a tiempo, no le entienden, todo lo tiene que hacer él. Claro que para eso es el jefe del equipo, del proyecto, del departamento o incluso de la empresa. Por algo será que él es el que manda. Por eso no encuentra tiempo para todo lo que le gustaría hacer, su trabajo le desborda porque todos dependen de él y parece que es el único capaz de solucionarlo todo.
¿A cuántos les suena ese perfil de directivo? Seguro que a muchos, pues por desgracia se trata de las características que poseen la mayoría de nuestros directivos y jefes más directos en el mundo de la empresa, pero es un mal que afecta a muchas personas de una organización, independientemente de su cargo. Padece lo que yo llamo falta de liderazgo intrapersonal, que está íntimamente relacionada con la inteligencia intrapersonal que describió en su día Howard Gardner. No puedes liderar tu entorno si antes no eres capaz de liderarte a ti mismo.
Un lider incapaz de comprometerse consigo mismo y sus retos y planes, será incapaz a largo plazo de hacerlo con otras personas y metas. El camino hacia el liderazgo exterior conlleva como primer éxito el liderazgo interior.
Algunos pensarán que lo que intento desarrollar en este post no tiene lógica ninguna, uno puede ser un estupendo lider sin necesidad de ser un "auto-lider", que muchas personas son capaces de actuar de manera adecuada y efectiva cuando lo hacen con otras y ser un auténtico desastre consigo mismo, "haz lo que yo digo, no hagas lo que yo hago". Puede ser, pero me cuesta creerlo. Alguien incapaz de planificarse a nivel personal difícilmente podrá hacerlo fuera, quien no controla las herramientas que permiten alcanzar metas internas no las tiene suficientemente interiorizadas para que de forma natural, salgan a la luz en otros ámbitos. Y aunque así fuese, ¿no sería mejor también ser un "lider intrapersonal"? Los beneficios de alcanzar esa dimensión serían muy provechosos, ¿no creen?
Para convertirse en el lider de nuestra vida a nivel personal y profesional, debemos trabajar las siguientes dimensiones:
¿A cuántos les suena ese perfil de directivo? Seguro que a muchos, pues por desgracia se trata de las características que poseen la mayoría de nuestros directivos y jefes más directos en el mundo de la empresa, pero es un mal que afecta a muchas personas de una organización, independientemente de su cargo. Padece lo que yo llamo falta de liderazgo intrapersonal, que está íntimamente relacionada con la inteligencia intrapersonal que describió en su día Howard Gardner. No puedes liderar tu entorno si antes no eres capaz de liderarte a ti mismo.
Un lider incapaz de comprometerse consigo mismo y sus retos y planes, será incapaz a largo plazo de hacerlo con otras personas y metas. El camino hacia el liderazgo exterior conlleva como primer éxito el liderazgo interior.
Algunos pensarán que lo que intento desarrollar en este post no tiene lógica ninguna, uno puede ser un estupendo lider sin necesidad de ser un "auto-lider", que muchas personas son capaces de actuar de manera adecuada y efectiva cuando lo hacen con otras y ser un auténtico desastre consigo mismo, "haz lo que yo digo, no hagas lo que yo hago". Puede ser, pero me cuesta creerlo. Alguien incapaz de planificarse a nivel personal difícilmente podrá hacerlo fuera, quien no controla las herramientas que permiten alcanzar metas internas no las tiene suficientemente interiorizadas para que de forma natural, salgan a la luz en otros ámbitos. Y aunque así fuese, ¿no sería mejor también ser un "lider intrapersonal"? Los beneficios de alcanzar esa dimensión serían muy provechosos, ¿no creen?
Para convertirse en el lider de nuestra vida a nivel personal y profesional, debemos trabajar las siguientes dimensiones:
- La comunicación intrapesonal: Es fundamental saber hablarse a uno mismo. Debemos saber escucharnos, tanto a nuestro cuerpo como a nuestra mente. Y tan importante como lo último, es saber decirnos las cosas a nosotros mismos. Somos la persona con la que más tiempo pasamos hablando y en la mayoría de los casos, nos tratamos y nos hablamos de forma muy dura y pésima. Si conseguimos escucharnos y entendernos, ya seremos capaces de escuchar y entender a otros.
- Desterrar la procrastinación y asumir la proactividad: En castellano hay un dicho que resume perfectamente este apartado, "no dejes para mañana lo puedes hacer hoy". La procrastinación es un auténtico ladrón de tiempo, un verdadero virus que es capaz de enfermarnos y hacer que fracasen multitud de proyectos vitales. Caemos en la procrastinación de tres formas: por miedo, por evitación y por indicisión. Aunque ráramente no se dan las tres al mismo tiempo. Albert Einstein afirmaba que "la vida es muy peligrosa, no por las personas que hacen el mal, sino por aquellas que se sientan a ver lo que pasa."
- Levantarse del sofá o nuestra zona de confort, asumir el cambio: Si, la gran mayoría pensarán que estamos locos por hacerlo, nos dirán que ya son ganas de complicarse la vida pero, y como dice otra vez el genial A. Einstein, "locura es hacer una y otra vez lo mismo y esparar resultdos distintos." El cambio te rodea lo asumas o no, está en la naturaleza, es tu vida y en tu propio cuerpo. El éxito es de aquellos que saben adaptarse en todo momento y no se conforman con lo establecido. Ganan quienes van más allá e intentan superar las barreras y límites que dicen son infranqueables.
- Interiorizar la importancia del "compropiomiso": Comprométete contigo mismo antes de hacerlo con los demás. (No dejen de leer el enlace para profundizar en este término tan importante)
- Convertir las cartas de la "templanza" y la "fortaleza" en una virtud de la resiliencia: Sobreponte al sufrimiento y el dolor, asume que forman parte del proceso y que sin ellos es imposible alcanzar tus metas. Son los que hacen que el éxito sepan tan bien.
- Enjoy the road!: ¡Disfruta el camino! No dejes que tu ansiedad te controle por llegar más pronto a la meta marcada, lo único que conseguirás es aumentar el sufrimiento y las posibilidades de fracaso. Saborea cada paso porque es irrepetible y único, porque de cada uno aprendes y te haces más fuerte y significa que estás uno más cerca de alcanzar tu éxito. Comprobarás que la felicidad no está tanto en lo que consigues, sino en el sendero que recorres para conseguirlo.
abril 18, 2012
Posted by Alberto Fernández