Archive for septiembre 2013

Amado líder. El liderazgo de Steve Jobs

The translation to English here.

Y odiado. Porque si algo debe tener claro un líder es que no va a poder llegar a cautivar a todos y conseguir que todo el mundo le siga. Los líderes conectan a nivel emocional, y por ello, se parece a las partes de un LEGO o un rompecabezas y por tanto, formará cosas maravillosas con unas personas y con otras por mucho que lo intentemos, no se logrará nada o el peor de los casos, al intentar forzar la unión de ambas piezas, que una o las dos se rompan.

Steve Jobs, uno de los fundadores de Apple, se ha convertido en una de las figuras más representativas de los últimos tiempos. Su liderazgo, controvertido en esencia, ha sido amado por unos y odiado por otros, siendo difícil encontrar, como ocurre en los casos de genialidad, términos medios. Incluso después de su fallecimiento hace unos pocos años, su figura sigue levantando expectación y controversia allí donde se hable de él. Cosa que por supuesto, ha ocurrido con la última película basada en parte de su biografía, JOBS, dirigida por Joshua Michael Stern e interpretada en el papel protagonista por Ashton Kutcher.


El liderazgo de Jobs puede clasificarse en un liderazgo natural (ver artículo sobre los tipos de liderazgo), sin embargo, trabajado a base de esfuerzo, conflictos, luchas y enfrentamientos. Se debe ello a que Jobs poseía una personalidad muy marcada, fruto de un contexto personal donde el abandono familiar natural le marca profundamente.

Para poder entender mejor el tipo de liderazgo de Jobs, se hace necesario antes establecer una serie de categorías y conceptos previos que nos permitan luego componer el estilo de dirección de uno de los fundadores de Apple.

Lo primero es diferenciar entre liderazgo y estilo de gestión o dirección. Todo líder tiene un estilo de dirección, pero no todos los que tienen esto último, son líderes, pues recordemos que para ser un líder necesitamos seguidores y que la coherencia marque nuestra esencia. Trataremos por tanto de identificar los puntos que configuran el liderazgo de Jobs pero también, los puntos que construyen su forma de llevarlo a cabo, es decir, su estilo de dirección.

Una de las teorías que más me gusta y creo más oportuna sobre los estilos de dirección es la de Bill Reddin, principalmente su obra How to make your management style more effective. El autor expone que un buen gestor es aquel que con una serie de recursos, es capaz de dar respuesta a las preguntas de ¿qué queremos lograr?, ¿dónde y cuándo vamos a lograrlo? y ¿cómo vamos hacerlo?. En sus palabras, "los directivos tienen la responsabilidad de ser eficientes, después tienen que gestionar la situación en la que la eficiencia se debe generar y, a continuación, tienen que decidir qué estilo van a utilizar...".

Bajo esta óptica, Reddin establece que los directivos se enfocan a dos ámbitos principalmente, o bien orientado a las tareas (actualmente diríamos también al producto o al cliente), o bien orientado a las relaciones. Surge del cruce de ambas la siguiente matriz de estilos de dirección:


El lugar óptimo sería el que se describe como integrado, ya que define a un estilo de dirección que no únicamente se preocupa porque la cosas salgan bien y a tiempo, sino también a que el equipo de trabajo mantenga una serie de relaciones personales y afectivas estables.

Bajo esta matriz, Jobs se encuadra  en el perfil de estilo "dedicado", que se caracteriza por:

  1. Determinado / Agresivo / Seguro de sí mismo
  2. Muy activo / Impulsor / Gran iniciativa
  3. Establece las tareas y los estándares para sus subordinados
  4. Gran autoconfianza / Independiente / Ambicioso
  5. Utiliza recompensas, castigos y controles
  6. Las tareas son lo primero

Reddin dice de ellos que "tienden a dominar a los demás. Dan numerosas directrices verbales a sus subordinados. Su perspectiva del tiempo es inmediata, así que, cuando tienen que escoger, prefieren el Hazlo ya. [...] juzgan a sus subordinados en función de lo que éstos producen."

Ese es el estilo de gestión de Jobs durante los primeros años de su carrera. Sin embargo, algo no iba bien. Su gente más allegada abandonaba el barco ( traumática fue la marcha del otro fundador, el mítico Stephen Wozniak), los productos como Lisa y Macintosh sufren problemas de ventas y dotan de una ventaja peligrosa a sus competidores (IBM y Microsoft). Su posición comienza a ser discutida por la Junta Directiva y acaba abandonando Apple. Su reacción se vuelve paranoica y únicamente establece una línea, con él o contra él.

Su vuelta años más tarde coincide con una situación muy difícil para la compañía que había fundado. Muchos dudaban que fuese capaz de hacerle frente y levantarla, pues todos tenían en la mente ese primer estilo de dirección de Jobs. Sin embargo, algo había cambiado. Como él mismo reconoce y se recoge en muchas de las biografías existentes en el mercado, el verse alejado de lo que el mismo había creado, el duro golpe que  había supuesto la traición, supuso para él la necesidad de establecer un cambio en su personalidad.

Comprendió que su errática vida personal (alejado de su hija, enfadado con la madre de la misma, la amarga distancia con muchos de los amigos que había conocido al principio), y realizó un cambio interno para conquistar posteriormente su lado externo. Este proceso de la necesidad de conseguir la victoria interna para lograr la victoria externa sigue la lógica que tan bien ha explicado el profesor y doctor Covey en Los siete hábitos de la gente altamente efectiva.

Su antiguo estilo de dirección, que Reddin tilda de autócrata, cambia y se desplaza hacia el autócrata benevolente, caracterizado por:

  1. Decisivo / Tiene la iniciativa
  2. Diligencia / Enérgico
  3. Rematador / Comprometido
  4. Evaluador de la cantidad, la calidad y el tiempo
  5. Sensible a los costes, los beneficios y las vetas
  6. Logra resultados
  7. Innovación y capacidad creativa

Que a pesar de seguir orientado hacia las tareas, se desprende del lado negativo del mismo, reconoce sus fallos y carencias y sabe que tiene que mejorar su orientación hacia las relaciones. Algo que a Jobs, le seguía costando mucho, pero que poco a poco fue mejorando.

Lo que Jobs fue capaz de encontrar fue un estilo de gestión que era coherente con su liderazgo. Un liderazgo natural claramente autocrático, propio de personas con mucha personalidad, ideas muy claras y seguras de si mismas.Un liderazgo que se basaba en:

  1. Lo simple y limpio es bello
  2. Yo soy el consumidor, yo sé lo que quiero como consumidor
  3. La única forma es hacerlo bien. El mantra es calidad, calidad, calidad.
  4. Los productos no son únicamente algo físico, tienen que tener alma, generar sentimientos.
  5. Entre la empresa y el consumidor, debe existir una ligazón emocional.
  6. Curiosidad. El conocimiento está en el lugar que menos espera uno encontrarlo.
  7. Todo importa, no hay cosas pequeñas. El detalle es el rey.
  8. Trabaja con los mejores, con los comprometidos, con los que creen en ti. No hay trabajadores buenos, hay empleados que demuestran día a día que son los mejores. Talento es un flujo, no un stock.

Comprobamos como ese liderazgo natural que forma parte de su forma de ser, que basa y construye sus creencias, se refuerza con un estilo de dirección apropiado, dando por resultado una coherencia que únicamente tiene un camino, el éxito. Algo que Jobs encarna como nadie.
septiembre 26, 2013
Posted by Alberto Fernández

El liderazgo se trabaja

Habrán escuchado miles de veces la pregunta de si el líder nace o se hace. Al respecto, existen multitud de teorías que intentan desentrañar los misterios que rodean esa mágica y extraña figura, comprender el qué, el cómo, el dónde, el cuándo y el por qué de la existencia de ese tipo de personas.

Mi respuesta es que el líder nace y se hace, por la misma razón que hay músicos, escritores o deportistas que tienen una cualidad especial, pero hay otros que logran los mismos éxitos a base aprender y prepararse para ello. Hacerse con una serie de actitudes y aptitudes hacia el liderazgo, no deja de ser parecido a lo necesario para lo que se exige en otro tipo de arte, música o deportes.

Hablo por tanto, de dos tipos globales de liderazgo, uno innato y otro adquirido. El primero, el liderazgo innato, es aquel que ciertas personas, dotadas de una cualidad o cualidades especiales propias las orientan a lograr el liderazgo de una forma más asequible y sencilla que el resto. El segundo, el liderazgo adquirido, engloba a todas aquellas personas que deciden asumir un papel determinado de protagonismo y prepararse para ello aprendiendo una serie de conocimientos y habilidades. Ésto no significa que uno sea mejor que el otro, simplemente son el mismo resultado pero obtenido por distinto camino.

Sin embargo, se debe dejar claro que aunque la persona con liderazgo innato posea una especie de don natural para liderar, que su camino sea más sencillo o menos dificultoso en comparación con el liderazgo adquirido, no supone carta blanca. Ambos deben trabajar duro para lograr alcanzar esa meta. No podemos pensar que tener un talento natural es suficiente, como casi todas las cosas en esta vida, sin dedicación, esfuerzo, sacrificio y pasión, no hay liderazgo. Mozart tenía un don natural para la música, parecía que ésta brotaba en su cabeza de forma mágica. Y quizás fuese así, pero también no es menos cierto que desde muy niño, dedicó muchas horas de esfuerzo y trabajo para aprender música. Estaba simplemente canalizando su don natural y poniéndolo en marcha. El otro lado lo tenemos en Beethoven, estudioso de la música, sus composiciones musicales reflejan las muchas horas de dedicación que empleaba para su creación. Lo que está claro es que tanto uno como el otro, se convirtieron en líderes musicales para la historia de la música.

Llegados a este punto, nos preguntamos, ¿todo el mundo puede convertirse en un líder?. Mi respuesta es tajante, , todo el mundo puede convertirse en un líder, otra cosa es que logre ser reconocido como tal. Pues el liderazgo para que se entienda como tal, se consigue gracias a los demás. No hay líder sin seguidores.

Tenemos por tanto que un líder nace y puede hacerse, que incluso aquellos que tienen el don deben esforzarse por desarrollarlo, que no es suficiente con tenerlo. También que todos podemos ser líderes, pero una cosa está clara, no todos lo son, ¿por qué?, ¿por qué unos acaban consiguiendo seguidores y otros no? Muchos son los candidatos y pocos son los elegidos, sin duda, pues por mucho que uno lo deseé, sin seguidores difícilmente se puede ejercer el papel de líder, sea éste del tipo que sea. Por lo tanto, una vez desarrollado el talento natural o aprendido lo necesario para convertirse en uno es, ¿cómo se logran los seguidores?

Existen multitudes de respuestas, hay quienes hablan del carisma, la capacidad para cautivar, la retórica, la valentía, las ideas, una visión determinada, etc. Y al respecto diré que todas son ciertas, pero son también características o cualidades del charlatán o del embaucador. ¿Qué es entonces, lo que diferencia al líder de esos perfiles tan alejados de él? La coherencia, pero eso es otra historia amigos míos y la explican de forma maravillosa aquí. ¡Anímense y léanla!
septiembre 18, 2013
Posted by Alberto Fernández

Copia lo que funciona: invierte como una empresa

Si no inviertes en ti, estás acabado. En el competitivo entorno empresarial, es por todos conocido el mantra de que hay de sacar el máximo rendimiento posible a los recursos disponibles, sobre todo cuando de invertir dinero se trata. Cuando un empresario se decide por una inversión, su mayor objetivo es que el dinero invertido crezca, es decir, invierte  x para obtener x+y.
La mayoría de las grandes empresas tienen claro que el recurso más importante que tienen son sus empleados, y que de la eficiencia y eficacia de estos, dependen los resultados y, por lo tanto, los beneficios de la empresa. Las empresas líderes han sido pioneras  en invertir en novedades que suponen un beneficio en cuanto a rendimiento se refiere.
Pensemos en unos sencillos ejemplos que han supuesto toda una revolución en el mundo empresarial como son el portátil y el teléfono móvil. Ambos han permitido la deslocalización del lugar del trabajo, una mayor presencia del profesional, un incremento de la respuesta a las necesidades del cliente, pero también, más comodidad para el empleado mejorando sus recursos, haciendo más eficaz y eficiente su tiempo de trabajo o suprimiendo limitaciones de comunicación y tareas rutinarias.
Hoy en día las empresas líderes, además de en tecnología, están viendo los beneficios de invertir en sus empleados. Con el paso del tiempo, los empresarios se han dado cuenta que un empleado pleno es un empleado que trabaja mejor y se identifica en mayor grado con los objetivos de la empresa. Al principio, la inversión en los trabajadores se resumía a formación técnica (entendida como aquella orientada a la lógica de negocio que manejaban), sin embargo, en la actualidad, están invirtiendo en el desarrollo de habilidades intra e inter personales.
¿No te lo crees? Te enseñaré algunos ejemplos. En Arboria&Ausonia desarrollaron un curso titulado “Energía y emociones” donde los empleados aprendían hábitos saludables de preparación física, nutrición y relajación así como técnicas de autogestión emocional. El banco Santander ha creado su propio centro formativo llamado Centro Corporativo de Conocimiento y Desarrollo El Solaruco, por el cual han pasado ya más de 60.000 personas. El despacho profesional de abogacía Garrigues creó también su propia escuela con varios programas formativos para sus empleados. Otra entidad financiera, Banesto en este caso, vienen desarrollando desde el año 2008 una estrategia formativa completa para cada uno de los niveles que existen dentro de su estructura organizativa, de esta forma, si un empleado asciende a un mando intermedio, recibirá la formación necesaria para desempeñar sus funciones de manera óptima. Por último, aunque no la última Kimberly Clark, una multinacional norteamericana con presencia en nuestro país, es conocida por sus políticas de inversión en gestión del talento y formación.
Sin embargo, ya no basta con formar, ahora hay que formar y hacerlo de una manera diferenciada y con una clara aportación de valor. Y uno de los campos dentro del desarrollo personal que cumple esas nuevas exigencias es la formación basada en inteligencia emocional y coaching. Los beneficios de estas inversiones van directamente a la persona y al trabajador, pero su retorno se muestra de manera clara en la empresa. Como ya hemos dicho, el empresario no desperdicia su dinero, y la pregunta que puede surgir es qué beneficio obtiene el empresario. Tener empleados plenos, con sus objetivos en la vida claros y motivados hace que la productividad aumente, la creatividad esté más presente, los equipos se relacionen de forma más saludable. El razonamiento es fácil: si mis “herramientas” son personas y tengo personas afiladas y afinadas, mis herramientas funcionarán mucho mejor. Las mejores orquestas sinfónicas del mundo son un claro ejemplo de lo importante que es que cada miembro esté en perfectas condiciones.
La pregunta que yo me planteo ahora es: ¿cuánto tiempo tardaremos en darnos cuenta de que esta inversión es valiosa para toda la sociedad en general?
Mucha gente estará pensando que cuando los ordenadores portátiles y los teléfonos móviles surgieron eran muy caros y la duración era la que era, sin embargo, la inversión en desarrollo personal no tiene duración. Una vez que se pasa por un proceso personal, el cambio que se produce en nosotros es para siempre y nos puede ayudar a vivir de forma más intensa y feliz. La pregunta es ¿cuánto vale nuestra felicidad?
A menudo escucho que vivimos momentos de cambio, que deberíamos empezar a hacer las cosas de forma diferente. Sin embargo, seguimos haciendo lo mismo. Una sociedad es un grupo de individuos, somos tú y yo,  y nuestro vecino, nuestra pareja, nuestro amigo de la infancia o del trabajo, así que si queremos cambiar la sociedad, el cambio debe surgir de nosotros y una de las herramientas que nos pueden apoyar en este cambio es el coaching y, sobre todo, la inteligencia emocional.
Por una vez, adelantémonos al tiempo e invirtamos en nuestro cambio personal y hagamos de esta sociedad un lugar mejor donde vivir y ser feliz.

Este artículo ha sido escrito en colaboración con David Roncero Dominguez.
septiembre 11, 2013
Posted by Alberto Fernández

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