Archive for octubre 2013
Mata a tu jefe. Mentalidad start up.
Jefes. Pocas veces una palabra es capaz de levantar tantas pasiones negativas, quizás únicamente político e inspector de hacienda pueden hacerle sombra. Sin embargo, debemos alegrarnos, aunque de momento, no podremos acabar con los políticos o los inspectores del erario público, sí tenemos la forma de terminar definitivamente con los jefes, así como Tarantino proponía matar a Bill, ahora los nuevos estilos de dirección y liderazgo proponen matar al jefe, como escuchan, ahora se trata de "Kill boss". Bienvenidos al management del siglo XXI.
Las características organizativas de una start up no pueden definirse bajo los mismos patrones que guían a las grandes corporaciones, ya que:
- Su valor diferencial está en la agilidad, la velocidad y la rápida capacidad de adaptarse al mercado, pues no cuentan con el músculo financiero o productivo de una gran empresa.
- Las estructuras deben ser lo menos piramidales posibles, prefiriendo las configuraciones en red, ya que sus perfiles profesionales son multidisciplinares y sobre todo, multitarea. Ya no hay jefaturas, sino un liderazgo nodal.
- La responsabilidad es compartida, se convierte por tanto, en auto-responsabilidad y toda la organización se encuentra volcada hacia los preceptos de pro-actividad, lo asertivo y trabajo en equipo.
- Los costes deben ser los menos posibles, es decir, la compañía debe tener el menor consumo de energía posible como sistema, ya que en los comienzos, la obtención de fondos externos es difícil y laboriosa. Por tanto, niveles estructurales no funcionales pueden suponer para ellas el fin. Lo sencillo y ligero es bello.
Se trata de un autentico cambio en el estilo de dirección, ya que supone romper con la idea establecida de que es necesario, en toda organización, un perfil que únicamente cumpla con las tareas de control, coordinación y supervisión de la actividad realizada por los trabajadores de un determinado departamento. Pero ello, conlleva que ese perfil se repita luego para volver a realizar las mismas tareas pero a nivel más agregado, controlando al controlador. Ello puede llevar a muchas empresas, de hecho muchas lo padecen, lo que yo llamo el síndrome del supervisor supervisado, organizaciones que replican en todos lados estructuras de control y supervisión que a su vez son controladas y supervisadas en una cadena sin fin hasta llegar a la cumbre de la pirámide. La frase de Henry Ford cuando afirmaba que "necesito un par de manos, pero siempre vienen con una cabeza", no forma parte de la filosofía de las organizaciones de tipo start up.
De los aspectos remarcados en la lista anterior me gustaría tratar ahora brevemente la idea de liderazgo nodal. Un nodo en teoría de redes, o vértice en teoría de grafos, es el lugar en el que confluyen parte de las conexiones de otro nodo o vértice, cuya estructura global puede ser de tipo radial, aunque no siempre. Aplicado este concepto al mundo empresarial, se puede decir que se trata de un área determinada de la empresa caracterizada por unas funciones específicas que emite y recibe determinadas cantidades de conocimiento.
Una de las grandes ventajas de este tipo de organización es que la información se puede encontrar muy repartida y por tanto, las tomas de decisiones pueden ser muy ágiles y rápidas. Este tipo de configuraciones fueron ya tenidas en cuenta por la estrategia militar. Aunque es cierto que la división de poder dentro de los ejércitos es piramidal, el funcionamiento de los mismos desde hace tiempo, es de tipo radial. Pensemos qué ventaja puede ofrecer este tipo de organización militar frente a otra.
Cuando la Roma imperial estaba conquistando las Galias, Julio César, era comandante de una de las muchas legiones que formaban el ejército de la república en aquellos tiempos. Durante el Imperio, llegaron a existir un total de 30 legiones que estaban repartidas a lo largo de todo el imperio. Así, cuando Julio César atacaba a los galos, solo una parte proporcional de las fuerzas romanas estaba en batalla, parte que además, contaba con lo necesario para ser totalmente independiente del resto de legiones. Una legión romana era capaz de establecer un campamento, lograr dotarse de recursos para el abastecimiento y luchar en cualquier momento. Al contrario, el ejército galo dependía de sus líderes y capacidad de convocatoria y todas sus fuerzas luchaban casi al mismo tiempo y además, no podían luchar lejos de sus pobaldos porque no podían auto-abastecerse. Esto provocaba que, cuando un líder galo caía en batalla, por lo general el resto de sus fuerzas huía o se rendía. Algo que no podía ocurrir en Roma, ya que si caía un comandante, el siguiente en rango ocupaba su posición y si además, una legión acababa derrotada, podría ser sustituida por otra. Además, las legiones eran muy independientes de las órdenes del Senado, al que debían obediencia, sí, pero podían actuar libremente bajo las órdenes de su comandante. Muchas de las victorias gloriosas de las legiones romanas se debieron, precisamente, a que sus comandantes las usaban para alcanzar sus metas y objetivos para ascender dentro de la estructura militar y política de la República y el Imperio. Pero también eran los responsables directos de sus fracasos. El liderazgo nodal empresarial se basa precisamente en algunas características de las legiones romanas.
Los nodos son grupos de trabajo casi independientes que trabajan con unas ideas claras establecidas por el centro, pero que tienen un amplio margen de actuación para logar sus metas como consideren oportuno. Resulta por tanto, en estos casos, la necesidad de tener liderazgos fuertes y bien establecidos, pues la marcha del nodo dependerá más de la fuerza de su líder que de la autoridad directa al centro jerárquico. Los jefes ya no son importantes, ahora lo vital es que todos sean responsables y participen pro-activamente en el logro de las metas.
Y el líder nodal ya no es simplemente un jefe, debe ser el responsable de generar un espacio emocional adecuado para el desarrollo del talento. La pasión que el emprendedor pone en su proyecto, debe ser transmitida por toda la red y en ello, los líderes nodales tienen una función vital como creadores de equipos de trabajo, generadores de espacios de responsabilidad, toma de decisiones y fijación clara de la meta, que no del camino.
En un futuro que ya está aquí, aunque no te lo creas, tu jefe dejará de existir.
De los aspectos remarcados en la lista anterior me gustaría tratar ahora brevemente la idea de liderazgo nodal. Un nodo en teoría de redes, o vértice en teoría de grafos, es el lugar en el que confluyen parte de las conexiones de otro nodo o vértice, cuya estructura global puede ser de tipo radial, aunque no siempre. Aplicado este concepto al mundo empresarial, se puede decir que se trata de un área determinada de la empresa caracterizada por unas funciones específicas que emite y recibe determinadas cantidades de conocimiento.
Una de las grandes ventajas de este tipo de organización es que la información se puede encontrar muy repartida y por tanto, las tomas de decisiones pueden ser muy ágiles y rápidas. Este tipo de configuraciones fueron ya tenidas en cuenta por la estrategia militar. Aunque es cierto que la división de poder dentro de los ejércitos es piramidal, el funcionamiento de los mismos desde hace tiempo, es de tipo radial. Pensemos qué ventaja puede ofrecer este tipo de organización militar frente a otra.
Cuando la Roma imperial estaba conquistando las Galias, Julio César, era comandante de una de las muchas legiones que formaban el ejército de la república en aquellos tiempos. Durante el Imperio, llegaron a existir un total de 30 legiones que estaban repartidas a lo largo de todo el imperio. Así, cuando Julio César atacaba a los galos, solo una parte proporcional de las fuerzas romanas estaba en batalla, parte que además, contaba con lo necesario para ser totalmente independiente del resto de legiones. Una legión romana era capaz de establecer un campamento, lograr dotarse de recursos para el abastecimiento y luchar en cualquier momento. Al contrario, el ejército galo dependía de sus líderes y capacidad de convocatoria y todas sus fuerzas luchaban casi al mismo tiempo y además, no podían luchar lejos de sus pobaldos porque no podían auto-abastecerse. Esto provocaba que, cuando un líder galo caía en batalla, por lo general el resto de sus fuerzas huía o se rendía. Algo que no podía ocurrir en Roma, ya que si caía un comandante, el siguiente en rango ocupaba su posición y si además, una legión acababa derrotada, podría ser sustituida por otra. Además, las legiones eran muy independientes de las órdenes del Senado, al que debían obediencia, sí, pero podían actuar libremente bajo las órdenes de su comandante. Muchas de las victorias gloriosas de las legiones romanas se debieron, precisamente, a que sus comandantes las usaban para alcanzar sus metas y objetivos para ascender dentro de la estructura militar y política de la República y el Imperio. Pero también eran los responsables directos de sus fracasos. El liderazgo nodal empresarial se basa precisamente en algunas características de las legiones romanas.
Los nodos son grupos de trabajo casi independientes que trabajan con unas ideas claras establecidas por el centro, pero que tienen un amplio margen de actuación para logar sus metas como consideren oportuno. Resulta por tanto, en estos casos, la necesidad de tener liderazgos fuertes y bien establecidos, pues la marcha del nodo dependerá más de la fuerza de su líder que de la autoridad directa al centro jerárquico. Los jefes ya no son importantes, ahora lo vital es que todos sean responsables y participen pro-activamente en el logro de las metas.
Y el líder nodal ya no es simplemente un jefe, debe ser el responsable de generar un espacio emocional adecuado para el desarrollo del talento. La pasión que el emprendedor pone en su proyecto, debe ser transmitida por toda la red y en ello, los líderes nodales tienen una función vital como creadores de equipos de trabajo, generadores de espacios de responsabilidad, toma de decisiones y fijación clara de la meta, que no del camino.
En un futuro que ya está aquí, aunque no te lo creas, tu jefe dejará de existir.
octubre 31, 2013
Posted by Alberto Fernández
El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde: empresas con doble personalidad.
"[...] resulta asombrosa la frecuencia con la que se constata que la cultura empresarial de muchas de ellas es errónea, igual que la actitud de sus dirigentes." Sir Michael Rake, presidente de BT Group
"Lo más importante para nosotros son nuestros empleados."; "Nuestro equipo es nuestra diferencia"; "Nuestros trabajadores, nuestro principal activo." ¿A cuántos nos suenan estás frases? A todos. No hay empresa, por grande o pequeña que sea, que no presuma de cuidar a sus empleados, llegando a afirmar que son lo más importante que poseen, prestando una atención primordial a su estado. Y a cuántos una vez leído lo anterior, no se nos pone una mueca de extrañeza y malicia en el rostro, gracias a las experiencias profesionales que hemos vivido. ¿Mienten? ¿Nos engañan? ¿Acaso existen empresas con lo que se conoce como trastorno de identidad disociativo?
Lamentablemente sí, muchas de las organizaciones empresariales que nos rodean sufren lo que antiguamente se conocía como personalidad múltiple. ¿Cómo es eso posible? Principalmente porque carecen de una coherencia entre lo que piensan, sienten y hacen.
Cabe preguntarse entonces si se puede ganar dinero sin esa coherencia. Por supuesto, y mucho. Pero, ¿se es eficiente y eficaz? No, es imposible. Entonces, si es posible tener beneficios sin ser coherente, ¿para qué serlo? Porque tarde o temprano esa situación acaba pasando factura. A largo plazo, la coherencia es una obligación porque, al igual que en el plano personal, tarde o temprano su ausencia nos acarrea problemas, en el mundo empresarial también. La falta de coherencia es como la hipertensión, una enfermedad silente, aquella que padecemos pero que no produce ningún tipo de síntoma hasta que, sino se diagnostican a tiempo, perjudican seriamente nuestra salud.
¿Cuál es el problema entonces? El origen del mal es que todos los empresarios saben que tienen que decir que sus empleados son lo más importante, en este aspecto, no caben medias tintas. Si una empresa no reconoce esa importancia, es más que consciente de que no durará mucho. Claro que ello no significa que lo piense o que actúe para dotar de contenido a lo que dice. Está, por tanto, mintiendo y la mentira, nunca es dicha para engañar a los demás, sino para engañarnos a nosotros mismos.
Sin embargo, a largo plazo la mentira no sobrevivirá. Cuidado, no queremos decir que no lo haga la empresa, sino que será la mentira la que pierda su fuerza y los demás, sabrán que en esa organización, lo más importante, por mucho que lo repitan, no son los empleados. Es posible que esa revelación no llegue a la opinión pública mayoritaria o incluso a los clientes, pero si se expandirá como un cáncer en el sector y todos los que lo forman y su principal daño será que la atracción y retención de TALENTO será una misión casi imposible.
En ese momento seremos conscientes de que como empresa, sufrimos un grave fallo para lograr aquello indispensable para realizar nuestra tarea, empleados. Y es imposible ofrecer un servicio de calidad si no somos capaces de atraer a los mejores y retenerlos, porque tarde o temprano, acabarán en la competencia luchando contra nosotros. Es como si los mejores acabasen alistándose al ejército enemigo, y lo que es peor, en la mayoría de los casos, nosotros mismos hemos formado a esos soldados. Pero al contrario de lo que ocurre en el ejército, la traición no está penada y por tanto, poco o nada podemos hacer cuando un empleado decide pasarse al bando enemigo. Nosotros lo hemos permitido.
Basten de ejemplo las palabras de Lord Sharman, ex-presidente de Aegis Group, cuando afirma:
El capital humano es fundamental, hasta el punto de que cuando una empresa pierde a alguien, pierde una inversión. [...] Si lo que se pierde son diez trabajadores que durante una serie de años han estado formándose en la empresa y aportando sus conocimientos en la misma, supone no cosechar los frutos de una gran inversión; esa pérdida, sin embargo, no figurará en los balances a pesar de ser tan, o más importante.
No es de extrañar por tanto que en la gran mayoría de las empresas españolas decidan, cuando elaboran sus demandas de trabajo, perfiles que aporten todo, es decir, conocimiento, experiencia y habilidades, porque no están dispuestas a correr esa pérdida de inversión. Si no se apuesta por lo más importante, difícilmente puede uno esperar que apuesten por él. Y al igual que cuando vamos a un café o una tienda y el dependiente o camarero no trata de forma poco adecuada, lo mismo ocurre cuando nuestros profesionales tratan con nuestros clientes. Pero si no están contentos, difícilmente lo harán. Muchas empresas ahora mismo, bajo la situación de nuestro mercado laboral, se sienten fuertes y con el mango de la sartén de su lado, pero no son conscientes de que las tornas cambian, y entonces, comenzarán a probar el amargo trago de haber cuidado poco a su activo más importante.
octubre 24, 2013
Posted by Alberto Fernández