Archive for noviembre 2013
A tu equipo qué les propones, amenazas o retos
Una de las primeras herramientas que aprende todo estudiante de dirección de empresas es el análisis DAFO (SWAT en inglés), útil y sencilla que ayuda a la hora de tomar ciertas decisiones. Sin embargo, existe otra matriz (entre muchas otras, claro está), que debería enseñarse, ya no solo en las escuelas de negocio sino en todos los ámbitos educativos, me refiero a la matriz Aptitud / Actitud:
La importancia de la anterior matriz se entiende a partir del momento que aceptamos que clasificar un hecho de amenaza o reto, depende de tres factores:
En nuestras manos está enfrentar a nuestros equipos a situaciones de amenaza o a situaciones de reto.
Existe un factor externo, sobre el cual no siempre tenemos capacidad de influencia directa y un factor interno, en el cual siempre que deseemos, podemos actuar e influir. Ese mundo interno está constituido por:
- Aptitudes: que son el reflejo de nuestra educación, nuestros conocimientos.
- Actitudes: la forma en como podemos en marcha lo que sabemos, es decir, el "know how", nuestras habilidades o "skills" junto con nuestro comportamiento.
Bajo estos condicionantes, la amenaza es una situación en la que un individuo u organización, no posee ni la aptitud y ni los conocimientos necesarios para enfrentarse a ella. El reto, al contrario, es aquella situación donde se poseen tanto la aptitud como actitud necesarias para llevarlo a cabo. Comprobamos rápidamente, que la amenaza es estática, nos deja quietos pero el reto, es dinámico, nos mueve a la acción.
Esto nos lleva a que cuando enfrentemos a nuestros equipos ante un acontecimiento, debemos saber si todos lo viven y experimentan como un reto o como una amenaza, pues ello influirá en el rendimiento del mismo. Y ya no sólo bajo la perspectiva de la amenaza, sino de los otros dos cuadrantes restantes: la ansiedad y la insensatez.
Debemos ocuparnos, y esa es una de nuestra tarea como gestor y líder de equipos, en trasladar siempre a las personas que forman nuestro grupo, al cuadrante que enmarca el reto. Para ello, disponemos de toda una serie de herramientas y soluciones:
El paso de la amenaza al reto supone una inversión tanto en formación técnica y de contenidos como una mejora de la actitud de los integrantes de nuestro equipo, por ello, son necesarios cursos, seminarios, jornadas e incluso, la colaboración profesional de coachs y expertos en desarrollo profesional y personal.
El camino de la ansiedad y el estrés, es decir, de una situación de inseguridad, hacia el cuadrante reto, se motiva a través de la comunicación, explicando detalladamente en qué consiste el reto y mejorando el ánimo y la actitud de nuestro equipo con expertos en desarrollo profesional y personal.
Mucho más peligroso que la situación anterior de ansiedad, es el cuadrante de la insensatez, la del kamikaze. Porque mientras que en la ansiedad y en la amenaza, uno se encuentra parado, en este caso, uno se pone en marcha desconociendo por completo las consecuencias que hacerlo puede ocasionar. Para evitar esa situación, es necesario que las personas que integran nuestro equipo no caigan en este cuadrante, ello se logra mediante la formación de aptitudes necesarias para desempeñar la labor de enfrentar el reto lo mejor posible.
En nuestras manos está enfrentar a nuestros equipos a situaciones de amenaza o a situaciones de reto.
noviembre 28, 2013
Posted by Alberto Fernández
Kierkegaard y su payaso en la puerta de tu empresa
Leyendo Introducción al cristianismo de Papa Emérito Benedicto XVI, para mí uno de los grandes estudiosos de la filosofía cristiana, me encuentro con un delicioso cuento de Soren Kierkegaard recogido en su primera obra O lo uno o lo otro: Diapsálmata.
El relato nos cuenta como un circo llega a una pequeña aldea de Dinamarca y se establece a las afueras. Una vez asentados, comienzan a preparar todo lo necesario para llevar a cabo las funciones que tenían pensado representar. Sin embargo, cuando ya todo estaba a punto, un pequeño incendio se declara en una ladera del bosque y aunque no es muy grande, si no se apaga a tiempo, podría acabar con el circo y con la aldea misma. El director del circo decide entonces, mandar al payaso a la aldea para avisarles y que acudan para colaborar en su extinción. El payaso, ya maquillado y vestido para la función, se dirige como un rayo hacia la población y una vez allí, casi ahogado por la carrera, comienza a explicarles lo que está sucediendo.
La gente reunida en la plaza de la aldea lo mira y cuando termina, comienza a reírse y aplaudir la actuación del payaso, pues se pensaban que formaba parte del espectáculo para atraer gente hacia el circo. Al ver que no le tomaban en serio, comienza de nuevo a explicarles a los incrédulos aldeanos, lo que está pasando y lo que pasará si no le creen y acuden a apagar el fuego. Otra vez, más aplausos y sonrisas entre los asistentes, y cuanto más se esforzaba el payaso en comunicarles el riesgo que estaban corriendo, con lágrimas ya en los ojos, con más fuerza y pasión se reían y aplaudían las gentes de la aldea. Al final, el fuego cerco al circo, lo quemó, devoró el bosque y acabó por calcinar la aldea.
Si repasamos lo que nos relata Kierkegaard, creo que podemos concluir sin miedo a equivocarnos, que enviar a un payaso para avisar de un fuego no fue la mejor decisión que podía haber tomado el director del circo. Si llevamos esta lección al mundo actual, en concreto al ámbito de la empresa, podemos decir que el encargado circense cometió un grave error en su estrategia a nivel de comunicación. Está claro que el director no conocía la obra de Paul Watzlawick y sus cinco axiomas de la teoría de la comunicación:
- Es imposible no comunicar. Todo comportamiento es una comunicación.
- Toda comunicación tiene un nivel de contenido y un nivel de relación, de tal manera que el último clasifica al primero, y es, por tanto, metacomunicación
- La naturaleza de una relación depende de la gradación que los participantes hagan de las secuencias comunicacionales entre ellos. Pensamos que nuestro comportamiento depende de la forma en que se comporte la otra parte, sin embargo, la comunicación es más que un juego de causa-efecto. Debemos evitar la peligrosa idea de "seré si el otro es..." y transformarlo en, "seré a pesar de que el otro sea..."
- La comunicación humana implica dos modalidades: la digital y la analógica. Siendo el ámbito de lo digital lo qué se dice y la analógica, el cómo se dice.
- Los intercambios comunicacionales pueden ser tanto simétricos como complementarios. La simetría se corresponde al eje del poder y lo complementario, al eje discusión - colaboración.
Si quieres que tu empresa no falle de forma tan estrepitosa como el payaso de Kierkegaard a la hora de transmitir un mensaje, sobre todo en situaciones de crisis, piensa que:
- Estarás comunicando incluso aunque no decidas no decir nada, por ello, si quieres liderar (no se puede controlar, esa es una idea de los malos jefes de comunicación o de prensa) el flujo informativo, ten en mente que TODO cuenta, desde el lugar, la persona, el mensaje, el contexto. Intenta que todo ese conjunto de variables esté en coherencia con lo que quieres decir, piensa que o bien potencia el mensaje o resta.
- Vigila el nivel de relación, no trates a tus receptores con actitudes poco educadas y adecuadas, no pienses que no pueden entender la complejidad del problema, no dudes de su potencial, no intentes mentirles sin que se note. En definitiva, respétalos por lo que son, una de las partes fundamentales de la comunicación.
- Muéstrate como realmente quieres mostrarte, no esperes a que el receptor esté en la misma sintonía emocional que tú. E intenta que sea coherente con tu mensaje. Si tu postura es colaborativa, afirmativa o explicativa que sea así aunque el auditorio no lo sea. No confundas ser asertivo con ofensivo.
- La comunicación funciona mejor a niveles simétricos idénticos y complementarios, aunque en algunos casos es necesario comunicar desde una posición superior, piensa que en ese momento estás ordenando y para ello, debes tener ese poder para hacerlo, ya que en caso de no tenerlo, el mensaje no funcionará.
¿Identificas ya al payaso del relato Kierkegaard en tu empresa cuando comunicas? Pues a qué esperar para cambiarlo.
Las pregunta emocional de la empresa
Ya no nos hacemos preguntas. Sé que resulta algo tajante mi anterior declaración, pero es una percepción personal de la realidad que siento. La velocidad a la que estamos acostumbrados, el ritmo imperante que parece dominarnos y que no nos permite detenernos, ni un solo segundo, para hacer algo tan importante como es hacerse preguntas. Y sin cuestiones, no ha posibilidad de detener la marea que nos arrastra de un lado para otro sin nuestro consentimiento.
Los periodistas y los detectives tienen a la hora de desgranar una noticia o hecho, la ayuda de la herramienta que se conoce como la "5W+1H", llamada así porque las cinco más una preguntas en inglés que son:
En el mundo empresarial, estás seis preguntas deberían estar a la orden del día a la hora de establecer cualquier decisión, sobre todo si la tarea a desempeñar se realiza bajo la modalidad de trabajo por proyectos. Forman parte, o deberían formar parte, de una comunicación efectiva cuando se designan tareas y nadie debería salir de una reunión sin tener clara la respuesta a todas ellas.
Sin embargo, considero que a todas ellas debería sumarse una más, que si estableciésemos una jerarquía, estaría por encima y a la que se debería dar respuesta antes de hacerlo con el resto. Me refiero a la pregunta del ¿para qué?.
Las seis cuestiones tradicionales son explicativas, es decir, ofrecen un marco que dota de un sentido común, como una especie de mapa, a la hora de llevar a cabo un objetivo. Sin embargo, mucho más importante es dar una respuesta a ¿para qué?, pues ofrece, no una respuesta explicativa, si no una respuesta motiva, es decir, que es causa o razón por la que se mueve algo. Pongamos un ejemplo:
Imaginemos que tenemos por delante un desarrollo de un proyecto que consiste en ofrecer una técnica de exploración para diagnosticar el cáncer menos intrusa y dolorosa que las tradicionales. El equipo directivo del proyecto se reúne decide dar respuesta a las preguntas meramente explicativas:
- ¿Quién?: El equipo de desarrollo de equipos de exploración formado por las siguientes ocho personas.
- ¿Qué?: El desarrollo del proyecto "ATNI" (Análisis de Tumores no Invasiva).
- ¿Dónde?: En nuestro laboratorio de Madrid.
- ¿Cuándo?: Los años 2014-2016
- ¿Por qué?: Las actuales técnicas suelen ser invasivas, necesitan cirugía y resultan dolorosas. Hay un mercado cada vez mayor para la exploración y análisis de todo tipo de tumores.
- ¿Cómo?: Mediante el pliego de condiciones y especificaciones tecnológicas pactado en el proyecto de desarrollo.
Sin embargo, necesitamos dotar de una motivación a esas acciones, que no se debe realizar porque sí, porque no hay nada mejor que hacer. Ese impulso emocional hacia la consecución de esas tareas se logra dando respuesta al ¿para qué?. Aquí cabe desde "para ganar dinero" a "aliviar el dolor en los pacientes", etc.
Tan importante es esta pregunta que debería formar parte del plan estratégico de la empresa, pues es nuestro impulso, nuestra condición básica, nuestra exigencia mínima, aquello por lo cual juzgaremos todas nuestras demás acciones, nuestra tabla de medir. Ese para qué debería impregnar a toda la empresa, pues es la mejor forma de saber si nuestros actos nos están alejando o acercando a lo que realmente deseamos, es decir, si estamos siendo coherentes con lo que queremos ser. Al fin y al cabo, se trata de saber algo muy importante, ¿y todo esto para qué diantres lo hacemos, merece la pena sí o no?.
Y tú, ¿conoces el para qué de tu empresa?
noviembre 08, 2013
Posted by Alberto Fernández