Posted by : Alberto Fernández noviembre 08, 2013

Ya no nos hacemos preguntas. Sé que resulta algo tajante mi anterior declaración, pero es una percepción personal de la realidad que siento. La velocidad a la que estamos acostumbrados, el ritmo imperante que parece dominarnos y que no nos permite detenernos, ni un solo segundo, para hacer algo tan importante como es hacerse preguntas. Y sin cuestiones, no ha posibilidad de detener la marea que nos arrastra de un lado para otro sin nuestro consentimiento.

Los periodistas y los detectives tienen a la hora de desgranar una noticia o hecho, la ayuda de la herramienta que se conoce como la "5W+1H", llamada así porque las cinco más una preguntas en inglés que son:

                                   

En el mundo empresarial, estás seis preguntas deberían estar a la orden del día a la hora de establecer cualquier decisión, sobre todo si la tarea a desempeñar se realiza bajo la modalidad de trabajo por proyectos. Forman parte, o deberían formar parte, de una comunicación efectiva cuando se designan tareas y nadie debería salir de una reunión sin tener clara la respuesta a todas ellas.

Sin embargo, considero que a todas ellas debería sumarse una más, que si estableciésemos una jerarquía, estaría por encima y a la que se debería dar respuesta antes de hacerlo con el resto. Me refiero a la pregunta del ¿para qué?.

Las seis cuestiones tradicionales son explicativas, es decir, ofrecen un marco que dota de un sentido común, como una especie de mapa, a la hora de llevar a cabo un objetivo. Sin embargo, mucho más importante es dar una respuesta a ¿para qué?, pues ofrece, no una respuesta explicativa, si no una respuesta motiva, es decir, que es causa o razón por la que se mueve algo. Pongamos un ejemplo:

Imaginemos que tenemos por delante un desarrollo de un proyecto que consiste en ofrecer una técnica de exploración para diagnosticar el cáncer menos intrusa y dolorosa que las tradicionales. El equipo directivo del proyecto se reúne decide dar respuesta a las preguntas meramente explicativas:

  1. ¿Quién?: El equipo de desarrollo de equipos de exploración formado por las siguientes ocho personas.
  2. ¿Qué?: El desarrollo del proyecto "ATNI" (Análisis de Tumores no Invasiva).
  3. ¿Dónde?: En nuestro laboratorio de Madrid.
  4. ¿Cuándo?: Los años 2014-2016
  5. ¿Por qué?: Las actuales técnicas suelen ser invasivas, necesitan cirugía y resultan dolorosas. Hay un mercado cada vez mayor para la exploración y análisis de todo tipo de tumores.
  6. ¿Cómo?: Mediante el pliego de condiciones y especificaciones tecnológicas pactado en el proyecto de desarrollo.


Sin embargo, necesitamos dotar de una motivación a esas acciones, que no se debe realizar porque sí, porque no hay nada mejor que hacer. Ese impulso emocional hacia la consecución de esas tareas se logra dando respuesta al ¿para qué?. Aquí cabe desde "para ganar dinero" a "aliviar el dolor en los pacientes", etc.


Tan importante es esta pregunta que debería formar parte del plan estratégico de la empresa, pues es nuestro impulso, nuestra condición básica,  nuestra exigencia mínima, aquello por lo cual juzgaremos todas nuestras demás acciones, nuestra tabla de medir. Ese para qué debería impregnar a toda la empresa, pues es la mejor forma de saber si nuestros actos nos están alejando o acercando a lo que realmente deseamos, es decir, si estamos siendo coherentes con lo que queremos ser. Al fin y al cabo, se trata de saber algo muy importante, ¿y todo esto para qué diantres lo hacemos,  merece la pena sí o no?.

Y tú, ¿conoces el para qué de tu empresa?

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