Posted by : Alberto Fernández abril 25, 2014

Mi experiencia profesional en gestión me ha llevado a la conclusión, para nada científica, que existen dos tipos de gestores, los bomberos y las hormigas. Los primeros, como todos sabemos, se dedican a apagar fuegos allí donde éstos surjan, y por ello, tienen nuestro reconocimiento y admiración. Las hormigas, por el contrario, son unos insectos que excepto que uno sea entomólogo, no llaman mucho la atención y suelen pasar bastante inadvertidas. Evidentemente, mola mucho más ser bombero.

Nassim Nicholas Taleb escribe en dos de sus libros, "El cisne negro" y "Antifrágil: Las cosas que se
benefician del desorden", que nunca reconoceremos el valor y la importancia de las hormigas, pero si a aquellos que se dedican a solucionar los problemas una vez que han surgido, a los cuales convertimos en héroes. Las hormigas son previsoras, son aquellas personas de nuestro equipo que dedican parte de su tiempo, a intentar prever las dificultades que pueden surgir en el futuro y por lo tanto, son los que permiten que las cosas sigan funcionando con normalidad y que cuando aparece un problema, este tenga una dimensión no catastrófica y pueda resolverse sin la necesidad de un bombero.

Esta forma de actuar en las empresas sobre la gestión de riesgos, no dista mucho de la vida cotidiana que nosotros mismos experimentamos. Los abuelos ya decían aquello de que más vale prevenir que currar e incluso, la gestión de la salud ha cambiado su objetivo primordial de la curación a la prevención. Más vale que tomes vitaminas hoy, que aspirinas mañana, vendría a ser el resumen. Sin embargo, en las empresas, esa gestión de los riesgos sigue en muchas, totalmente olvidada y un claro ejemplo, son la forma en que la mayoría de ellas gestiona sus proyectos.  

Prevenir es evitar posibles hechos futuros, que de producirse y haberse prevenido, serán menos dramáticos e incluso, quizás ni siquiera acaben afectando a la empresa. Y aunque lo que escriba a continuación pueda resultar una contradicción, prevenir es invertir, por lo tanto, no es gastar ahora, es posponer el consumo de unos recursos en el presente para que estén disponibles en el futuro. Sin embargo, la mayoría de los directivos de empresa, a la hora de prever, son como niños, incapaces de no comerse la nube. Prefieren el dinero en el bolsillo a que esté dedicado a un plan de prevención de riesgos.

Existe por lo general, incluso entre un amplio abanico de nosotros, una falta de cultura de la prevención. Somos más dados en principio, a tirar de aspirina antes que de tomar vitaminas, hacer deporte y cuidar nuestra dieta. En la empresa pasa igual, metidos de lleno en el ruido caótico del día a día, que alguien se siente a pensar sobre los riesgos posibles a los que puede enfrentarse nuestra organización se ve como una perdida de tiempo. Sin embargo, estrategia es precisamente en parte, conocer los riesgos de nuestras acciones. Se imaginan a un general decidiendo una posible estrategia de combate y no teniendo en cuenta por dónde puede fallar la misma. Por eso los buenos ajedrecistas, llevan en su mente la partida avanzada en cierto número de jugadas, analizando y calculando los posibles riesgos de los movimientos que está tomando y que va a tomar. Como empresario está muy bien que premies a los bomberos, pero no te olvides de las pobres hormigas, ya que ellas son las que de verdad, están ahorrando en el futuro, mucho dinero.

{ 2 comentarios... read them below or Comment }

  1. Hola Alberto, pues muy interesante y muy cierto lo que indicas... y a decir verdad ya estamos cansados de los incendios sobre todo porque siempre cuestan dinero...
    Un fuerte Abrazo y saludos desde Lima.

    Freddy

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    Respuestas
    1. Cierto estimado Freddie. Saludos y gracias por tu comentario.

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