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Entre el optimista y el pesimista está el pro-activo

Hace pocos días leía en un periódico económico nacional un artículo donde se exponía que el mejor compañero de trabajo es el escéptico. Frente al optimista que todo ve de color de rosa y todo ve factible y el pesimista, que todo lo ve imposible y cuyo carácter agrio se vuelve muchas veces insoportable, el texto hablaba de un tercer tipo de compañero, el escéptico, que definía como una persona directa, seria, orientada a la tarea y los objetivos.

Pues van a permitirme que sea yo el escéptico. Si nos dirigimos a la RAE, su diccionario define el término como el que profesa el escepticismo, entendiendo el último término como "desconfianza o duda de la verdad o eficacia de algo". Nos encontramos ante una persona que no aceptará nada por descontado, que difícilmente se ilusionará por una idea o creencia y que fuera del trabajo del día a día, de su rutina que para él está más que probada, todo lo demás será siempre una zona de sospecha e incredulidad.

Así, por ejemplo, si el departamento o la dirección decide que el nuevo campo estratégico para el logro de clientes y el consiguiente aumento de ventas y beneficios, sea entrar en un nuevo mercado como el extranjero, el escéptico torcerá el hocico y dudará que realmente eso sea así. No creerá en el proyecto, aunque ello no quiere decir que no cumpla sus tareas, lo hará con incomodidad, no totalmente seguro y poco comprometido, ya que, como hemos dicho, no estará convencido de que ese derroche de recursos y energía sea acertado. Eso sí, una vez los resultados den los éxitos esperados, lo asimilará a su rutina. Sin embargo, durante el transcurso del camino, podrá haberse convertido en un trabajador tóxico del mismo nivel que el optimista o el pesimista.

Por ello, y ahora dejo de ser escéptico, personalmente creo que el mejor compañero de trabajo entre el optimista y el pesimista, no es el escéptico, sino el pro-activo. Lo es porque tiene una de las cualidades que yo considero fundamentales para el buen hacer, la asertividad. Como tal no tiene definición en la RAE, aunque si asertivo, que remite al concepto de afirmar. En una de las acepciones de afirmar "es irse firme hacia el contrario, presentándole la punta de la espada". Una metáfora muy acertada de lo que significa asertividad.

La persona pro-activa, asertiva por tanto, encara los hechos y expone sus creencias y sus ideas, deja patente su voluntad e impresiones, respetando tanto su yo como al tú que tiene enfrente. Frente al optimista es incapaz de decir mal y reconoce que las cosas salen mal, frente al pesimista y su "todo va e irá mal", tiene la convicción firme de que las cosas van bien si se tiene la voluntad de que así sea, pero lo más importante, frente al escéptico, tiene la facultad de dejarse ilusionar por una nueva idea, de creer y apostar por ella, aunque no disponga en ese momento de todos los datos, simplemente porque siente que es coherente e íntegra con sus propias creencias, las cuales además, no tiene inconveniente en modificar y cambiar, algo que el escéptico difícilmente estará dispuesto hacer.

Así, entre los ciegos optimista y pesimista, y entre el excesivo celo visual y racional del escéptico, el pro-activo conoce el valor de la ilusión, pero también sus riesgos, conoce el valor de lo racional, pero también el valor de lo emocional. 
septiembre 26, 2014
Posted by Alberto Fernández

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