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PYME: El tamaño de tu empresa no importa si sabes como dirigirla

El 21 de Febrero del 2015, The Economist publicaba un artículo bajo el título "Spanish businesses: Supersize me" intentando poner el dedo en la llaga sobre las dificultades que nuestras PYMES (Pequeñas y Medianas Empresas) tienen cuando dan el salto a 50 empleados. Menciona el artículo que en comparación con el resto de economías europeas,  en España el número de empresas que tiene más de 50 empleados es muy bajo, del 0,5%, en comparación por ejemplo con Alemania, que ronda el 3,1%.

La consecuencia principal para la economía española, según recoge el semanario económico, es una mayor debilidad para soportar cifras de empleo durante periodos de crisis. El pequeño tamaño de nuestras empresas hace que recurrir al despido sea el camino más usado y más fácil para adaptarse a ese entorno de inestabilidad. Algo que por otro lado, confirman los datos, ya que si nos atendemos al período 2008-2013 el empleo en las empresas pequeñas (9 a 49 empleados) ha descendido un 23,5%, según datos del informe Retrato de la PYME 2014, elaborado por la Subdirección General de Apoyo a la PYME.

Ahora bien, la pregunta es, ¿por qué la pequeña empresa en España recurre al despedido de forma tan recurrente, a la hora de enfrentarse a un periodo de crisis?. La primera respuesta es evidente, frente a una caída de las ventas y por ende, de los beneficios, muchas empresas optan por recortar costes fijos reduciendo una de las partidas más importantes, los salarios. Si vendo menos y gano menos, tendré que gastar menos y la forma más rápida de hacerlo, es pagando menos sueldos. Esa es la lógica aplastante de muchos jefes de pequeñas empresas.

No vamos a señalar que sea una medida errónea, porque no lo es, pero no es la única que puede llevarse a cabo. Aquí entramos en el otro aspecto negativo de las pequeñas empresas en España, la falta de gestores preparados. No estamos hablando de personas que desconozcan las entrañas de su negocio, de su actividad, sino que desconocen los aspectos de lo que supone gestionar una empresa.

El problema real, no es ser una pequeña o mediana empresa, sino en que muchos empresarios siguen pensando que una empresa con 100 empleados, se gestiona igual que una empresa con 5. Lo negativo no es tener un tamaño u otro, sino no ser capaz de diagnosticar a tiempo los males que afectan a la empresa, y pensar que aplicando una aspirina (reducción plantilla), podemos contener el problema cuando lo que realmente necesitamos es suturar porque lo que tenemos es un corte y no un dolor de cabeza.

He hablado cara a cara con muchos empresarios afectados por la crisis, personalmente creo que casi todos comparten los mismos rasgos, a pesar de lo peligrosas que son estas generalizaciones, que es una carencia de ciertos conocimientos y habilidades como: 

1.- Carencia de un pensamiento sistémico de la empresa.
2.- Creencia de entender el marketing como únicamente publicidad y nada más.
3.- Desconocimiento de los procesos internos de su negocio.
4.- Falta de hablidades directivas y de liderazgo enfocadas en el desarrollo de negocio.
5.- Visión demasiado corto placista del tiempo.
6.- Cierta falta de ambición.
7.- Carencia de conocimientos financieros

Esta situación puede resumirse en lo que años atrás me repetía un profesor de mi escuela de negocios, en España hay muchos y valientes empresarios y emprendedores, pero una escasez enorme de excelentes gestores.

Una de las características que define a un buen líder es que por lo general, suele encontrarse muy poco a gusto en su zona de confort, lo que le lleva siempre a salir explorar nuevas oportunidades. En el propio artículo de The Economist se recoge la opinión de un rara avis entre los empresarios españoles con pequeñas empresas:
Adrian Ortiz, the boss of Xtraice, a maker of synthetic ice rinks, thinks some of the blame also lies with companies’ bosses, and their lack of ambition. “A lot of people think, why bother growing if I am doing just fine?”

No se trata de que todos los pequeños empresarios se apunten a realizar MBAs en escuelas de negocio, lo cual por otro lado no sería nada perjudicial, pero si a que se dejen asesorar y aconsejar. Se trata de perder ese recelo a que le ayuden a uno, a reconocer que no se puede saber de todo y que, en muchos casos, uno no es capaz de ver la solución por uno mismo y necesita que le apoyen para encontrarla. Una de las lecciones que más me costó desaprender fue que dejarse ayudar no es reconocer una derrota, sino poner una posible solución a mi problema. Dejarse ayudar es a veces, uno de los procesos más difíciles de asumir. Y en las pequeñas empresas, muchos empresarios siguen empeñados en no dejarse.
febrero 24, 2015
Posted by Alberto Fernández

Año 2040. Imaginando la economía del futuro

Lo confieso, soy un amante de la literatura de ciencia ficción, sobre todo de un subgénero que se viene en llamar cyberpunk.  Lo que me llama la atención de este tipo de mundos futuros es todo el torrente de nuevas posibilidades empresariales que este tipo de escritores imagina, que lleva a preguntarme si algunos, no deberían ser contratados en algunas empresas como estrategas de I+D+i. Oportunidades que, para los que hemos comenzado a leer estas novelas hace tiempo, nos asombra como en muchos casos, no han estado tan desorientados.

Para entender, más o menos el contexto en el que nos movemos en este tipo de economía, es que debemos aceptar que todo es tecnología y que la tecnología lo es todo. No hay nada, no hay promesa que la tecnología no haya resuelto o esté en camino de revolver. Y por ello, de ahí la dispotía, se paga un precio. Efectos negativos a parte, lo que nos muestra es grandes oportunidades empresariales para el futuro, quizás ahora lejano, pero a lo mejor no tanto.

Uno de los sectores más desarrollados y con más potencial es el médico sanitario. La aplicación de los nuevos desarrollos tecnológicos basados en cada vez micro-procesadores más pequeños, más potentes y con menos problemas de calentamiento hacen que la bio-tecnología sea una de los ámbitos del futuro. Imaginemos bio-medicamentos que serán en realidad, pequeñas creaciones nano-tecnológicas que irán directamente al foco del problema. Soñemos con un reloj de pulsera con capacidad para analizar todo el torrente de big data de indicadores de salud, que nos digan al instante si vamos a padecer un resfriado, que no nos preocupemos de ponernos nuestra dosis de insulina porque lo hará de forma automática cuando lo necesitemos. O porque no neo-esqueletos que sustituyan nuestros huesos por aleaciones nuevas que nos sirvan de recambio como lo es un corazón artificial, o que sustituyamos nuestros cansados o ciegos ojos, por unos nuevos ojos artificiales que hagan la función de los primeros. Llevado al extremo, como sucede en este tipo de literatura, el cuerpo con el que nacemos ya no es más que el chasis de un coche que gracias a la tecnología, podremos tunear a nuestro gusto.

La información, parece evidente, será el petróleo de todo este nuevo sector económico. Generar información, para posteriormente transformarla en conocimiento y este conocimiento teórico, convertirlo en técnico, es decir, en algo aplicable y real, la tecnología al fin y al cabo será otro foco económico fundamental. Me gusta aprender, lo reconozco, me gusta enfrentarme a problemas matemáticos, intrincadas teorías físicas o filosóficas y dedicar esfuerzo y energía en entenderlas y asimilarlas. Pero sin embargo, no tengo esa capacidad de motivación para la geología o la química. Algunos no lo tienen para los idiomas. Se imaginan tener conectado una especie de puerto USB directo a su cerebro, donde cargar todo tipo de información y de conocimiento. Para qué aprender idiomas, excepto por romanticismo, si puedo tener conectado a mi oído un traductor simultáneo de todos los idiomas del mundo. O un manual de gastronomía, mecánica y todo lo que se nos pueda imaginar.

Les gustaría trabajar de minero, es posible que me digan que no. Pero y si les digo que el contrato incluye frecuentes viajes a marte u otros planetas y satélites de nuestros sistema solar, porque el desarrollo espacial y el aumento de los precios de las materias primas ha convertido en rentable que muchas de las empresas que a día de hoy, explorar, extraen y transportan materias de cualquier punto del planeta, lo hagan de un planeta a otro. Los recursos minerales y energéticos del planeta son limitados, cierto, pero los del universo, de momento, infinitos.

¿Qué les parece el 3-D como experiencia de ocio? Pues déjenlo, está completamente desfasado. Se imaginan poder entrar en un mundo virtual, donde pueda vivir la película desde dentro, como un protagonista más. Sentir el frío de una expedición al ártico, el olor del campo de batalla, el tronchar de las espadas o incluso, para aquellos amantes de fuertes emociones, incluso el dolor de un disparo de bala ficticio. Se imaginan ir a MOMA sin moverse del salón o comprar en su supermercado teniendo la sensación real de pasear por los diferentes pasillos y estantes, llenando un carrito virtual y que luego, nos lleven a casa sin necesidad de cargar con los bultos. Por cierto, no se asuste si su repartidor habitual es una unidad robótica de reparto BDX1010 adaptada además para impedir que se rompa la cadena de frío.

Vale, reconozco que quizás me he ido muy en el futuro. Pero se imaginan un implante subcutáneo en su dedo pulgar, indoloro, no molesto y que contenga información y que sirva como identificador e incluso, como medio de pago. Adiós molestas tarjetas de pago. Continuando con la banca. Se imaginan que en vez de esa molesta interfaz de banca nada virtual que nos obliga hacer todo nosotros, tenemos una oficina virtual de verdad, con empleados que son recreaciones de empleados virtuales, capaz de atendernos como un empleado de banca humano. La mayoría de las operaciones bancarias son, a día de hoy, perfectamente procesables y convertibles en inputs reconocibles que permitan outputs automáticos. Lo siento por si trabaja en banca como personal de atención al cliente.

Bueno, pues todos estas y otras mejoras y desarrollos, además, necesitarán de empresas que las pongan en marcha. Para una entidad bancaria, es una perdida de foco y de tiempo, desarrollar esos empleados virtuales, ¿por qué no montar una empresa de recursos profesionales virtuales?. Se imaginas otros servicios y productos tan fantásticos, pues no lo descartes por fantasioso o imposible. Piensa que no hace mucho, cuando yo tenía 12 años muchas de las cosas que hoy mi sobrino de 12 ve como habituales, eran para mi, ciencia ficción.

Errar es emprendedor

Uno de esas expresiones latinas que mi profesora se empeñaba en enseñar con mucha voluntad pero poco éxito, era la de "errare humanum est", que viene a decir algo como "errar es humano". Y como hasta el momento, ningún estudio ha indicado lo contrario, los emprendedores son también humanos, si, ya sé que no lo parecen, pero lo son y también se equivocan.

Algunos me dirán que el primer error que cometen es precisamente hacerse emprendedores. No voy a ser yo quien juzgue si para lanzarse a una aventura empresarial, hay que tener cierto grado de locura digna de estudio e internamiento en centros especializados, pero partamos de que hacerlo, aunque sorprenda a algunos, no es tan raro. Al fin y al cabo, emprender viene de "imprehendo-endi-ensum", que significa descubrir, ver, percibir, darse cuenta; ¿de qué?, pues de un conocimiento determinado que es capaz de transformar en un negocio.

Sin embargo, mientras atraviesa ese sendero para transformar un conocimiento en un negocio, el emprendedor, comete errores, errores que debe saber solventar si quiere seguir hacia su meta. Este es un pequeño muestrario de los que, he comprobado más se repiten.

Lo importante es la IDEA

Bueno, si, sin idea difícilmente sabemos qué diantres vamos hacer. Pero, la idea es nada en comparación con todo lo que viene después, la idea sin las acciones, solo es ilusión, no es realidad. Más importante que la IDEA, es cómo diantres vas a llevarla a cabo. Por eso, no tengas miedo a compartir tu idea, porque excepto que sea una fórmula química o un descubrimiento tecnológico pionero innovador, el valor no está en ella, sino en como tú darás tu valor diferencial, tu esencia propia al proyecto de emprenderla. LO IMPORTANTE ES CÓMO PONES EN MARCHA ESA IDEA.

Ser más contable que un contable

¿Qué es de lo que carece todo buen emprendedor? De dinero. Por lo tanto, éste se vuelve una obsesión, se convierte en el fin, en vez de en el medio. Si, un emprendedor se lanza para ganar dinero, totalmente de acuerdo, ese el premio por todos los esfuerzos y sacrificios realizados. Pero no debemos olvidar que el dinero es siempre un medio, nunca un fin. Hay que preguntarse una y otra vez cuál es nuestro ¿PARA QUÉ? y dar el valor justo al vil metal. Comienza a pensar como un financiero y piensa la contabilidad no sólo como una fuente de información, sino como una herramienta de gestión. 

Para ello te recomiendo, que en vez de activos y pasivos, veas orígenes y destinos, ingresos y costes, y por supuesto, también, inversiones. La mentalidad es, si con este medio, hago esto en vez de aquello, qué consigo a cambio para mi negocio. Eso, se llama rentabilidad, y no tiene porque ser solo monetaria.

Otro consejo es que separes las cuentas de tu negocio, de tus cuentas personales. El capital de tu empresa así como su liquidez y demás, son una cosa y otra muy distinta tus ahorros, etc.

No eres un martir, pero tampoco es una broma

Ser emprendedor y lanzarse a montar un negocio es duro, muy duro, realmente duro. Asúmelo. Por el camino tendrás que tomar decisiones complejas que te llevarán a realizar sacrificios de todo tipo, los cuales tienes que valorar si realmente merecen la pena y estás dispuesto a aceptarlos, de lo contrario, deja inmediatamente lo que estás haciendo y dedícate a otra cosa. Recuerda, no eres un martir. Emprender produce alegrías y penas, pero su resultado final, el flujo total, debe ser positivo, si no lo es, valora detenidamente si merece el esfuerzo y revisa que puedes estar haciendo mal. Y pararse a tomar un respiro, no significa abandonar, ya que el camino hacia el éxito, es diferente en cada empresa y quizás el tuyo, es más largo del que pensabas y necesitas sentarte un poco a tomar aliento. Hazlo, porque no hay cosa más perniciosa para la innovación y la generación de nuevas ideas que seguir empecinado en una rutina diaria controlada por la ansiedad y el estrés. Una empresa debe ser un foco, no una rutina perversa. Y como dice un sabio amigo mío, escucha a tu cuerpo.

Emprendes solo, pero no caminas solo.

En el mundo anglosajón son muy dados a los acrónimos y uno de los que más se usan a la hora de emprender es el FFF, a saber, Friends, Family and Fuly (Amigos, Familia y Locos), que serían los primeros en ser los que dejan dinero a un emprendedor. Sin embargo, no son los únicos de los que puedes echar mano para tu negocio. El conocimiento es disperso y nadie tiene el don de la omnisciencia. Por lo tanto, si reconoces carencias en determinadas áreas de un negocio, busca consejo entre tus FFF. No todos atenderán tu llamada de la misma forma, pero te sorprenderás de ver como mucha gente disfruta ayudando a los demás y compartiendo sus conocimientos.  Únicamente tendrás que tener cuidado de a quién pides colaboración, y valorar en su justa medida lo que te aporta a tu negocio.

Empresa: habla, piensa y actúa como una empresa.

Quizás sin un departamento de finanzas o recursos humanos, ni cien empleados o cifras de ventas mareantes, pero eres una empresa, acepta que has entrado a competir en el mercado con todo lo que ello conlleva. No hay negocio que no funcione sin una pieza fundamental: CLIENTES. A ellos deben ir orientados todos tus esfuerzos y estrategias, porque sin ellos, no tienes una empresa, tienes una idea ruinosa.

Usa las herramientas empresariales a tu alcance en su justa medida y adaptadas a ti, al fin y al cabo, esto consiste en saber que vas a cazar, y si lo tuyo son perdices, no lleves una pistola para matar elefantes, no te va a servir de nada.

Aquí me voy a permitir ser muy pesado: MARKETING, MARKETING, MARKETING Y MARKETING, pero no veas en esa palabra publicidad, anuncios o todo lo negativo relacionado con ello. El marketing es una caja de herramientas que te ayuda a conocer tu producto/servicio, tus clientes, tu mercado y demás variables indispensables para triunfar. Y aunque odies todo lo relacionado con ese mundo, más odiarás perder dinero y no alcanzar tu meta.

O cambias, o estás muerto.

Ten una mente abierta, eso que los ingleses llaman una "open mind" con todo lo relacionado con tu negocio. Comprendo que es tu idea, que es para ti algo muy querido, que crees que eso es lo que va a funcionar, correcto, esa es la fe que necesitas para lanzarte a por algo que te va a exigir mucho de ti, pero no te cierres a los cambios.

Tu idea solo es buena en la medida en que cubra una necesidad en el consumidor, por muy buena que sea, si no tienes clientes, es simplemente una idea, pero nunca un negocio. Adapta tu idea los gustos y preferencias de quienes te van a comprar, porque ellos únicamente compran aquello que quieren, y aún por encima lo hacen desde su lado menos racional, hasta el punto incluso algunas veces, de llegar a verdaderas estupideces de un simple palabra o envoltorio, es suficiente para decantarse por uno u otro bien.

No te empeñes en vender fresas naturales con interior de chocolate una y otra vez, si realmente el público lo que quiere es chocolate recubierto de fresa natural, podrán parecerte lo mismo, de hecho, que narices, lo son, pero en la mente irracional del cliente no. Vendes la satisfacción a una necesidad, y si no es así, ni te lances a emprender.

Entre el cambio, el marketing y el no emprender solo hay una facultad que debes mantener siempre en alerta y muy ejercitada: la ESCUCHA ACTIVA. No te olvides de ella nunca, porque en los pequeños mensajes que te lanza el Universo, están las pistas para guiarte mejor en tu camino.


Por último, me gustaría compartir contigo querido emprendedor, que estos son unos de los muchos errores que pueden cometerse, pero que cometerlos no es el fin, sino el comienzo de mejora y la posibilidad de retomar el buen sendero.
enero 09, 2015
Posted by Alberto Fernández

Y ahora que eres emprendedor, ¿qué?

Pues prepárate para luchar con un jabato, prepárate para comprobar en primera línea de combate, en la más dura vanguardia, en la línea de fuego donde se forjan los héroes de leyenda, que ésto que acabas de hacer, no es un juego y muchos menos, algo fácil.

No sé cuanto tiempo llevarás ejerciendo como tal, pero tanto si llevas poco como si ya tienes los galones de oficial que da el tiempo, te darás cuenta de que las cosas al fin y al cabo, no eran como te las habías imaginado. "Hazte emprendedor" escuchabas por todos lados, desde los medios de comunicación a muchos de esos gurús expertos en planificar su éxito diseñando los pasos hacia el éxito de los demás, los mismos que lo solucionan todo con esas grandes frases que, si vale, dirán mucho, pero que a la hora de poner resultados sobre la mesa, a ti, no te dicen nada.

A estas alturas, o bien comienzas a percibir cuan solo estás delante de esa fiera que llaman mercado o habrás ya comprobado en tus propias carnes, que ser empresario desde cero es una de las tareas más solitarias que ha inventado el hombre. Si, por todas partes todos se jactan de los miles de planes y los muchos más miles de euros destinados a convertir tu travesía, en vez de por el desierto, por un camino de arena y playa. No les creas, mienten. Estás solo, asúmelo.

Algo quizás sospechabas cuando decidiste confesar, porque en esto el verbo válido es confesar, hacer público un pecado, una vergüenza, un acto miserable o rastrero, que decidías abandonar lo cómodo, lo fácil, la vida tranquila y apacible, por esa atrocidad y esa locura que es ser tu propio jefe. Todos te miraban como raro, extrañados, preguntándose el por qué y dudando de tu salud mental. Tranquilo, ha día de hoy, muchos siguen pensando que eres carne de psiquiatra y que lo tuyo, no se arregla con una simple terapia en el psicólogo.

Aunque en el fondo les comprendes. Quién en su sano juicio elige de forma voluntaria, dar el paso al frente para que lo fusilen en el patíbulo, y además muestre cierto orgullo por ello. Te preguntas si esas horas y horas seguidas tienen algún sentido, si lo tienen los quebraderos de cabeza por llevar adelante tu idea, por lograr los primeros clientes, por comunicar el valor que quieres aportar, por ver que el tiempo pasa pero las monedas no llegan. Y por el rabillo del ojo, comienzas a verle el hocico al lobo, y sabes que te está empezando a conquistar el miedo.

Aún así, sigues adelante. Claro que tienes miedo, no tenerlo sería antinatural, pero también sabes, porque lo has descubierto, todo lo que crees en ti y tus fuerzas, porque sientes eso que no puedes describir que te llena de una sensación placentera y alegre cuando ves que estás un paso más cerca, cuando percibes que en comparación con ayer, hoy es bueno y sabes que mañana será mejor. Porque en el fondo, dentro de ese sacrificio, formando parte de esos quebraderos, de esas horas, de esos desvelos, de ese malestar, está también el camino hacia lo que persigues, porque no hay batalla que no deje cicatriz.

Comienzas a descubrir el valor de equivocarte, de levantarte después de cada caída, de ver un no como una oportunidad para el siguiente si, de seguir dejando la cálida cama por las mañanas, para enfundarte el uniforme y no dejar de lado esa batalla que te llama. En el fondo, lo sabes, te gusta el olor del napalm, el amargo sabor del sudor y el amor que te tienes.

Pero también permíteme que te diga una cosa; NO ESTÁS TAN SOLO COMO TE CREÍAS. Alguien una vez me dijo: "si quieres ir rápido ve sólo, si quieres llegar lejos ve acompañado". Levanta la vista del camino, detente un minuto, respira, y mira que si quieres ver de verdad, hay mucha gente que va contigo, a tu lado. Gente que te quiere, que te admira y ayuda.

No cedas al miedo, no pelees contra tus propias quimeras sin armas, permite que te apoyen, deja que entre los que te rodean, aporten su pequeño grado de conocimiento, a todo lo que estás buscando. Las grandes gestas nunca se logran solas, a sí que ENCUENTRA A TU EQUIPO.
diciembre 28, 2014
Posted by Alberto Fernández

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