Posted by : Alberto Fernández diciembre 15, 2014

A la hora de presentarnos y conocernos en una entrevista, pues eso debería ser el proceso de la misma, una oportunidad para conocerse y ver posibles colaboraciones, suelen darse una serie de consejos que, personalmente, considero muy útiles, pero que a día de hoy, si algún futuro "partner"no contempla, debería inmediatamente corregir esa grave carencia.

Con una rápida búsqueda en internet conseguiremos millones de resultados que nos enumeran algunos consejos básicos para conseguir superar ese trámite. Sin embargo, considero que esos puntos, aunque indispensables, están ya más que asimilados por parte de la gran mayoría de los candidatos, la pregunta por tanto es, ¿qué puedo hacer yo, para diferenciarme del resto de personas que compiten por el mismo puesto?

No mentir, llegar puntual, vestir de una forma apropiada, mantener una postura y lenguaje corporal adecuada así como mostrar interés, lo que conseguirán es que no nos descarten a la primera, pero no lograrán que una vez terminada la entrevista, hayamos conseguido diferenciarnos del resto de candidatos. ¿Qué podemos hacer entonces?

La única respuesta a esa pregunta es: APORTAR VALOR

Para ello, es fundamental entender la entrevista no como un enfrentamiento sino como un proceso de conocimiento y oportunidad de presentación. Una de las frases en el entorno de lo laboral que debería desaparecer ya cuando se habla de este tipo de procesos, es referirse al momento del que estamos hablando como "enfrentarse a una entrevista". En ninguna de las tres acepciones que incluye el diccionario de la R.A.E. sobre la palabra enfrentar que son "poner frente a frente", "hacer frente al enemigo" y por último, "hacer cara al peligro", se refleja la verdadera esencia de una entrevista. Una entrevista de trabajo no es un encaramiento, no es ponerse delante de un enemigo y no es plantarse delante de un peligro; por mucho que algunos candidatos y seleccionadores así lo entiendan.

Una entrevista de trabajo es el proceso por el cual los futuros partners tienen la oportunidad de conocerse y explorar las oportunidades para una colaboración ganadora para ambos. Aquí, no caben tretas, ni mentiras, ni juegos, ni disfraces, ni subterfugios, ni estrategias que no vayan acorde con la filosofía ganar-ganar.

Por ello, si realmente queremos diferenciarnos del resto de candidatos, nuestra principal tarea como candidatos en una entrevista, es decirle a nuestro futuro compañero,éste es el valor que puedo sumar al valor de la compañía para que, entre ambos, consigamos un valor mayor para todos. La idea es fácil si lo exploramos desde el mundo animal y el concepto de simbiosis. Este término, procedente de la biología, hace referencia a las relaciones provechosas que entre dos especies se producen por su mutua colaboración. De hecho, otra palabra del mundo biológico resume aún mejor la idea que intento exponer en esta entrada, el mutualismo, que es entendido en biología como "una interacción biológica, entre individuos de diferentes especies, en donde ambos se benefician y mejoran su aptitud biológica."

Para ello, el candidato debe haber entendido muy bien el perfil que están demandando por parte de la empresa y a la propia empresa y posteriormente, analizar detalladamente, como sus aptitudes y actitudes pueden sumar al valor de la empresa.

El proceso de aportación de valor sería el siguiente:
Estudia detenidamente el perfil demandado.
Intenta reunir toda la información posible sobre la empresa, su actividad y el puesto para el que te presentas.
Analiza primero y expón luego en la entrevista, como tus conocimientos académicos y otro tipo de conocimientos, pueden aportar valor al puesto al que te presentas como candidato.
Haz lo mismo con tus habilidades, exponiendo como, por ejemplo, tu capacidad de análisis o tu orientación a los resultados suman al valor de la empresa.
Repite el proceso con tus actitudes explicando que tu forma de ser, pensar y actuar contribuirá en beneficio de todos. No des menos importancia a este factor, ya que tener actitudes como la pro-actividad, la asertividad, la escucha activa, la resiliencia, la templanza u otras es lo que mayormente te diferenciará del resto de candidatos.
No te quedes solo en aportar valor al puesto al que te presentas como candidato, piensa en global, aunque actúes en local, es decir, expón como desde tu futuro puesto, puedes aportar a la estrategia global de la compañía. Esto transmitirá varios mensajes claros: conoces tu puesto, conoces a la compañía, sabes que puedes aportar ahora y también, lo que podrás aportar en un futuro a la empresa en caso de que en el presente puesto, tus servicios ya no sean necesarios.
Resulta evidente que una estrategia así, supone un auto-conocimiento de las habilidades y potenciales de uno mismo. Pero es que ahí está el verdadero truco para alcanzar no solo un puesto de trabajo, sino todo lo que nos propongamos en la vida, sin conocerse a uno mismo, difícilmente podemos saber de lo que disponemos, en lo que fallamos y podemos mejorar y por tanto, podemos compartir con los demás. Así, antes de aportar valor a una empresa, comienza por aportarte valor a ti.

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