Porque llueve, porque hace sol, porque te han dicho algo, porque no te lo han dicho, porque se ha roto, porque al final se ha arreglado, porque te quieren, porque no te quieren, porque A y porque B, y porque todo lo que te sucede, sea bueno o malo,.
Todos recordamos las clases de filosofía de nuestra época del instituto, por lo general, impartidas por un profesor siempre peculiar, con esa imagen tan característica que los identificaba a leguas. Esos recuerdos, como decía, podrán ser buenos o malos.