Posted by : Alberto Fernández noviembre 21, 2013

Leyendo Introducción al cristianismo de Papa Emérito Benedicto XVI, para mí uno de los grandes estudiosos de la filosofía cristiana, me encuentro con un delicioso cuento de Soren Kierkegaard recogido en su primera obra O lo uno o lo otro: Diapsálmata.

El relato nos cuenta como un circo llega a una pequeña aldea de Dinamarca y se establece a las afueras. Una vez asentados, comienzan a preparar todo lo necesario para llevar a cabo las funciones que tenían pensado representar. Sin embargo, cuando ya todo estaba a punto, un pequeño incendio se declara en una ladera del bosque y aunque no es muy grande, si no se apaga a tiempo, podría acabar con el circo y con la aldea misma. El director del circo decide entonces, mandar al payaso a la aldea para avisarles y que acudan para colaborar en su extinción. El payaso, ya maquillado y vestido para la función, se dirige como un rayo hacia la población y una vez allí, casi ahogado por la carrera, comienza a explicarles lo que está sucediendo.

La gente reunida en la plaza de la aldea lo mira y cuando termina, comienza a reírse y aplaudir la actuación del payaso, pues se pensaban que formaba parte del espectáculo para atraer gente hacia el circo. Al ver que no le tomaban en serio, comienza de nuevo a explicarles a los incrédulos aldeanos, lo que está pasando y lo que pasará si no le creen y acuden a apagar el fuego. Otra vez, más aplausos y sonrisas entre los asistentes, y cuanto más se esforzaba el payaso en comunicarles el riesgo que estaban corriendo, con lágrimas ya en los ojos, con más fuerza y pasión se reían y aplaudían las gentes de la aldea. Al final, el fuego cerco al circo, lo quemó, devoró el bosque y acabó por calcinar la aldea.

Si repasamos lo que nos relata Kierkegaard, creo que podemos concluir sin miedo a equivocarnos, que enviar a un payaso para avisar de un fuego no fue la mejor decisión que podía haber tomado el director del circo. Si llevamos esta lección al mundo actual, en concreto al ámbito de la empresa, podemos decir que el encargado circense cometió un grave error en su estrategia a nivel de comunicación. Está claro que el director no conocía la obra de Paul Watzlawick y sus cinco axiomas de la teoría de la comunicación:

  1. Es imposible no comunicar. Todo comportamiento es una comunicación.
  2. Toda comunicación tiene un nivel de contenido y un nivel de relación, de tal manera que el último clasifica al primero, y es, por tanto, metacomunicación
  3. La naturaleza de una relación depende de la gradación que los participantes hagan de las secuencias comunicacionales entre ellos. Pensamos que nuestro comportamiento depende de la forma en que se comporte la otra parte, sin embargo, la comunicación es más que un juego de causa-efecto. Debemos evitar la peligrosa idea de "seré si el otro es..." y transformarlo en, "seré a pesar de que el otro sea..."
  4. La comunicación humana implica dos modalidades: la digital y la analógica. Siendo el ámbito de lo digital lo qué se dice y la analógica, el cómo se dice.
  5. Los intercambios comunicacionales pueden ser tanto simétricos como complementarios. La simetría se corresponde al eje del poder y lo complementario, al eje discusión - colaboración.
Si quieres que tu empresa no falle de forma tan estrepitosa como el payaso de Kierkegaard a la hora de transmitir un mensaje, sobre todo en situaciones de crisis, piensa que:

  1. Estarás comunicando incluso aunque no decidas no decir nada, por ello, si quieres liderar (no se puede controlar, esa es una idea de los malos jefes de comunicación o de prensa) el flujo informativo, ten en mente que TODO cuenta, desde el lugar, la persona, el mensaje, el contexto. Intenta que todo ese conjunto de variables esté en coherencia con lo que quieres decir, piensa que o bien potencia el mensaje o resta.
  2. Vigila el nivel de relación, no trates a tus receptores con actitudes poco educadas y adecuadas, no pienses que no pueden entender la complejidad del problema, no dudes de su potencial, no intentes mentirles sin que se note. En definitiva, respétalos por lo que son, una de las partes fundamentales de la comunicación.
  3. Muéstrate como realmente quieres mostrarte, no esperes a que el receptor esté en la misma sintonía emocional que tú. E intenta que sea coherente con tu mensaje. Si tu postura es colaborativa, afirmativa o explicativa que sea así aunque el auditorio no lo sea. No confundas ser asertivo con ofensivo.
  4. La comunicación funciona mejor a niveles simétricos idénticos y complementarios, aunque en algunos casos es necesario comunicar desde una posición superior, piensa que en ese momento estás ordenando y para ello, debes tener ese poder para hacerlo, ya que en caso de no tenerlo, el mensaje no funcionará.
¿Identificas ya al payaso del relato Kierkegaard en tu empresa cuando comunicas? Pues a qué esperar para cambiarlo.

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