Posted by : Alberto Fernández diciembre 20, 2013

Hace unos días estaba disfrutando de la lectura de "Historia sencilla de la música" y mientras me sumergía en las páginas del barroco, comencé a darme cuenta de la importancia del lenguaje y la tecnología en las revoluciones. Quizás la tecnología sea algo que todos percibimos de forma más evidente, sin embargo, que el lenguaje forme parte fundamental del cambio se nos puede hacer más difícil de percibir.

Si ponemos como ejemplo el propio barroco musical, el profesor Comellas García Llera lista una serie avances y cambios que van a romper la forma en cómo se hacía la música antes. Sin entrar a detallarlos, estos cambios revolucionarios son la aparición de la nota tónica, la aparición de la barra de compás y las notaciones en las partituras musicales. Estás tres revoluciones en el lenguaje, musical, pero lenguaje al fin y al cabo, permiten el nacimiento de nuevos instrumentos musicales, nuevas melodías, etc. De una forma simple, podemos afirmar que para comprender y conocer algo necesitamos ponerle nombre.

Y este mismo proceso se está dando actualmente en el mundo de la empresa, donde está surgiendo un nuevo lenguaje que está cambiando por completo la esencia y la forma en cómo gestionar una organización. Y dentro de ese nuevo  lenguaje, hay dos palabras que parecen dar estupendas pistas de por dónde van a ir las cosas en el futuro, se trata del concepto de prosumidor y del concepto de liderpleado.

El término prosumidor fue empleado ya en los años 80 por Alvin Toffler y es la suma de dos palabras, consumidor y productor. El prosumidor es la nueva figura a la que se van a tener que enfrentar las empresas y sobre todo, los expertos en marketing, de aquí en adelante. Supone por un lado, que como consumidor, sé lo qué quiero, pero además, como productor, sé cómo lo quiero. Y por tanto, son clientes que quieren formar parte pro-activa, ya no de la compra, sino también del propio proceso productivo de los bienes que quieren consumir.

Por otro lado, nos encontramos con el liderpleado, del que ya hemos hablado en este blog en la entrada "Mata a tu jefe. Mentalidad star up", que supone romper con los rígidos esquemas jerárquicos que están todavía vigentes en la mayoría de organizaciones empresariales. La demarcación clara y concisa entre el líder y el empleado se desdibujan y se mezclan, dando lugar a jefes sin jefaturas, a empleados con capacidad de decisión y responsabilidad, pero sobre todo, con el aprovechamiento al máximo posible no solo de las aptitudes, sino también de las actitudes y por tanto, del talento humano de la empresa.

Estas dos palabras, traídas aquí y que muy seguro se quedarán bastante tiempo, confirman uno de los cambios en la forma de pensar más revolucionaras que está experimentando la sociedad actual. Se trata del paso de la dependencia a la independencia y por último, a la interdependencia, bajo las definiciones del modelo que expuso el profesor Covey.

Ante el futuro, que ya es casi presente, debemos dotarnos de un lenguaje que nos permita el éxito en nuestro modelo de negocio, ¿estás aprendiendo ya este nuevo idioma?

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