Posted by : Alberto Fernández julio 25, 2014

Comencemos con un dato nada halagüeño, 8 de cada 10 productos o servicios que salen al mercado fracasan, si mis matemáticas no me fallan, el 80% de los emprendedores es muy probable que acabe fracasando. Aunque sobre el fracaso, recomiendo la sugerente e inteligente lectura de este artículo, "Lo que aprendo mientras avanzo".

La pregunta que a todos se nos viene a la cabeza al ver esos números es ¿y qué puedo hacer para evitarlo? Nada. ¿Cómo qué nada? Nada. El éxito y el fracaso son un momento futuro sobre el cuál poco podemos hacer, ya que la posibilidad de actuación se centra en el presente, el ahora, y no sobre lo que vendrá o podrá ser. ¿Estamos entonces avocados a un destino del cual no podemos librarnos? Tampoco. Podemos hacer ahora todo lo posible para intentar en la medida de nuestras posibilidades, no evitar el fracaso, sino fomentar el éxito, porque al igual que el agricultor sabe que por mucho que cuide y mime su plantación, esta no tiene porqué salir buena.

Y una de las cosas que más suma a la hora de alcanzar el éxito es la herramienta del marketing, de la que muchos emprendedores comprender su utilidad, pero muy pocos se lanzan a usarla y ya se sabe, una herramienta que no se utiliza no sirve para nada. Hay que perder el miedo a utilizarla y desaprender ciertas creencias sobre el marketing que tenemos demasiado instauradas en nuestro cerebro y que nos impiden aprovechar todo el potencial que éste ofrece.

La primera creencia a desaprender es que el marketing es solo venta y labor comercial. Aunque es cierto que vender y comerciar el producto o servicio es parte del marketing, no todo él se reduce a esas dos ideas. Debemos aprender que el marketing es lo único que nos va a permitir luchar con todas nuestras fuerzas a la hora de que un cliente se decante por nosotros y no la competencia.

La segunda creencia que debemos borrar es que es algo que no está a nuestro alcance a nivel de habilidades y conocimientos. Falso, cualquiera puede aprender lo básico sobre él y realizar pequeñas tareas relacionadas con su ámbito que aporten  mucho valor diferencial a su proyecto. No se trata de conocimientos en física cuántica o matemática de números complejos que exijan años y años de preparación.

La tercera creencia a olvidar es que para llevarlo a cabo, necesitamos mucho dinero. Gran error. Es cierto que las grandes campañas de publicidad y promoción son muy caras, que los segundos en televisión son prohibitivos para un emprendedor y que otros soportes no son mucho más asequibles. Pero la principal habilidad de un buen profesional del marketing es la creatividad no el dinero, y en eso, debe coincidir con un emprendedor, donde la creatividad también debe ser muy alta. Si un estudio de mercado se sale fuera de nuestro presupuesto, hagamos uno propio adaptado o contratemos a un experto para momentos puntuales de la misma. Si se trata de dar a conocer nuestro negocio, aquí es donde la imaginación y la creatividad deben ser nuestros principales recursos. La imaginación al poder y rienda suelta a la capacidad creativa. Hay muchas alternativas como el marketing de guerrilla o el viral, que nos permiten grandes posibilidades de darnos a conocer y promocionarnos sin que su coste se desmadre. E incluso si somos muy originales, pueden salirnos hasta casi gratis.

La cuarta creencia es que yo no lo necesito, y es cierto. El marketing no es una condición necesaria para emprender y muchos emprendedores han logrado el éxito sin tener ni idea de que era el marketing y sin haberlo usado al inicio de sus proyectos. Sin embargo, aunque no sea necesario, permitimos que los rivales que lo usen, salgan con una ventaja clara sobre nosotros. En la carrera de los mercados, quien primero llega, como en otros lugares, golpea dos veces.

La quinta y última creencia es que el marketing es "humo", es decir, palabrería sin sentido que sólo beneficia a unos pocos que viven de ello como charlatanes. Cierto, existen muchos "expertos charlatanes" que se han forrado del marketing hablando sobre lo divino y lo humano, pero también los hay en otros campos más serios como las finanzas, la producción o la logística y nadie duda de la importancia para un emprendedor de  esos terrenos de conocimiento. El marketing debe verse como una estrategia (στρατηγία), palabra que viene del griego y que significa guiar o conducir (agein -  ἄγειν un ejército (stratos - στρατός), es decir, es una serie o conjunto de procesos que nos permiten tomar la decisión óptima en cada momento.

Cuando tengas desaprendidas estas creencias, entonces estarás preparado para que te seduzca y te convierta en un emprendedor sexy.

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