Posted by : Alberto Fernández enero 31, 2015

Quizás una entrada así es más propia de principios de mes, cuando al calor del fin de año, todos comenzamos ese ejercicio de análisis y auto-conocimiento y buscamos nuevas metas y propósitos ante los 365 nuevos días que se nos ponen por delante. Si han sido de esos que cada año nuevo se proponen nuevos retos, espero que sigan disfrutando del camino mientras los alcanzan. Si por el contrario, son de los que se han dado por vencidos o ya ven que no van a lograrlo, ánimo, re-elaboren sus estrategias, vean en que han fallado y corrijan esos errores. Al fin y al cabo, aunque parece que llevamos una eternidad de 2015, la verdad es que simplemente ha transcurrido 31 días. Todavía les quedan 334 para alcanzar esa meta deseada.

Decía que una entrada del tipo compromisos y propósitos es más propia de los primeros días del año, es cierto, de hecho, estoy seguro de que en los medios de comunicación habrán leído ya varios de artículos, noticias y reportajes de lo que nos espera en el 2015 y cuales son los retos que el nuevo año nos trae. Así la espectacular bajada del precio del crudo, el lanzamiento de la medida de Q.E por parte de Banco Central Europeo, la mejora de las cifras de desempleo en España, las elecciones municipales, los diversos procesos judiciales sobre corrupción, la amenaza del fundamentalismo religioso, la devaluación del euro y el rublo y otras tantos escenarios se abaten sobre nosotros para que los naveguemos lo mejor posible.

Esos escenarios macro parecen tan importantes, casi tan imponentes y peligrosos, que lo micro, lo que nos afecta de forma directa, queda reducido a lo insignificante. Sin embargo, es precisamente sobre lo que nos toca, sobre lo único que podemos hacer para obtener resultados, el resto, todo lo que está fuera de nuestra esfera de actuación, son condicionantes a los que debemos saber adaptarnos.

Este blog tiene una filosofía clara desde sus comienzos, considera que todos sus lectores son líderes en potencia, que en su labor diaria, se comportan como tales, aunque, como ocurre siempre, muchas veces nos tropecemos, dudemos y tengamos que volver a levantarnos. Al fin y al cabo, ser líder no significa ser un superhéroe o una especie de superhombre que nunca se equivoca.

A ustedes, lideres, les corresponde marcar y definir el camino hacia las metas y los retos que el 2015 ofrece, es decir, es a ustedes, junto con su equipo, su gente, la que debe saber buscarle a este año, las oportunidades. Si algo he aprendido con el tiempo, y no soy muy viejo, pero ya peino alguna que otra cana, es que todos los años son iguales excepto que sean bisiestos, porque nos regalan un día más. Y digo que son iguales porque todos ofrecen lo mismo, tiempo, y como aficionado y amante de la física, diré más, nos ofrecen de manera desinteresada, espacio-tiempo, es decir, un aquí y un ahora para conseguir alcanzar esas oportunidades, ya que éstas, las oportunidades, no las dan el año, sino nuestros actos.

Por tanto, 2015 es el año de las oportunidades que nosotros mismos decidamos buscar, condicionadas por los diferentes escenarios, evidentemente, pero no determinadas por ellos. En este sentido, siempre me ha parecido muy acertadas unas formas de mirar y entender mi posición ante el todo que espero os sirvan a alcanzar esas metas propuestas.

La primera es la que recoge la frase "think global, act local" (piensa globalmente, actúa localmente) y que enlaza directamente con el término "glocalización". Si, los escenarios son determinantes, lo global nos afecta pues como parte del sistema, no podemos ser inmunes de todo a lo que le ocurra al medio en el que nos movemos.Sin embargo, esos acontecimientos macro tienen manifestaciones directas, las que de verdad nos afectan, a nivel micro, es decir, en nuestro entorno más directo, en lo local de nuestro día a día. Ahí es donde debemos dirigir nuestras acciones. No podemos actuar sobre el precio del petróleo, pero si quizás volvernos menos dependientes de él o aprovechar que ahora está tan barato para firmar contratos de futuros sobre el crudo para cuando vuelva a subir y no sentir tanto sus efectos. Está claro que no podemos controlar la evolución del precio del euro como divisa, pero si que si baja, quizás empezar a exportar no sea mala idea porque esa devaluación nos ha vuelto más competitivos con respeto a otros competidores en otras monedas.

La segunda mirada es pensar en una dimensión sistémica de la realidad. Uno de los mejores libros para management que todo buen directivo debería leer es "Business Dynamics: Systems Thinking and Modeling for Complex World" de John D. Sterman, por desgracia no puede encontrarse traducido al español. El profesor Sterman forma parte de toda una serie de pensadores que defienden lo que ha venido en llamarse sistemas dinámicos, que exigen para su comprensión, un pensamiento sistémico. La realidad de una empresa es que es constantemente dinámica, sus condiciones están en un cambio continuo en mayor o menor grado; estos cambios además, son producto de las relaciones que se producen en el entorno en el cual de desarrollan. Así, la empresa no es un ente abstracto que realiza sus actividades en un entorno vacío y neutro, sino como parte de un sistema complejo con el cual actúa. En un principio, puede parecer trivial, pero esta forma de pensamiento es muy difícil de asimilar y no siempre parece entenderse sus beneficios a corto plazo. Veámos un ejemplo sencillo. Imaginemos que tenemos una empresa de refrescos de cola y demás sabores. Uno de los elementos que determina la calidad y el sabor de nuestro producto, es el estado del agua, es decir, a mayor calidad del agua, mayor calidad de nuestro producto. Ahora bien, si nuestras actividades empresariales tienen un efecto negativo sobre el entorno ambiental y con ello, reducimos la calidad del agua, de forma indirecta, estamos afectando a la calidad de nuestro producto y por ende, a la rentabilidad y viabilidad de nuestra empresa. Ser conscientes de como afectamos y nos afecta el ambiente donde actuamos, eso es tener un pensamiento sistémico.

La tercera mirada es recoger las dos anteriores, y llevarlas al interior de tu propia empresa, proyecto o trayectoria. Gestiona tu día a día, sabiendo que únicamente puedes actuar sobre lo local, y que dependiendo de como decidas actuar, eso tendrá una repercusión sobre ti, muchas veces, de forma más directa de lo que sospechamos. Y en lo local solo tienes a tu equipo, a tu gente, a las personas que están contigo y que sin ellas, no podrías llegar muy lejos en alcanzar tus metas en este 2015.  Y en lo sistémico, esas personas son complejas, entiéndelas así, tu forma de actuar y comportarte ante ellas, es fundamental. Así, comprenderás el valor de que la tercera mirada, es la mirada de la inteligencia emocional y social, de un liderazgo inteligente basado en las emociones.

Llegados a este punto, se preguntarán, ¿funciona? A mi sí. Esto en el fondo es como una receta de cocina, tienen los ingredientes, pero a lo mejor tienen que cambiar las cantidades o la forma de mezclarlos. Las herramientas solo son útiles cuando las adaptamos y las usamos para nuestras necesidades. Y a por el 2015.

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