Posted by : Alberto Fernández mayo 27, 2015

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Seguimos sin oír a nuestro verdadero dueño, el cliente. Este podría ser el titular del presente informe sobre los retos de la banca en España. Las entidades bancarias nacionales han sido capaces de capear el temporal económico provocado por la crisis, han sabido adaptarse con rapidez a las necesidades regulatorias que han impuesto, casi manu militari, los entes reguladores, pero se han olvidado, una vez más, de prestar atención al único ente que deben oír, su cliente. 

El panorama que ofrecen las cifras puede exponerse en los siguientes puntos: 
Recuperación lenta y frágil, de los beneficios, volviendo a cotas previas a la crisis. Mejoras significativas en los ratios de eficiencia y eficacia. 
Los principales componentes de esos beneficios, no provienen tanto del negocio bancario minorista como tal, sino de un aumento en el cobro de comisiones y actividades relacionadas sobre todo el “carry trade” de deuda pública. 
Sigue siendo preocupante la situación de deterioro de muchos de los activos bancarios, sobre todo de los non-performing loan (NPL). 
A pesar de la política monetaria del B.C.E. de tipos de interés bajos, junto con las facilidades de liquidez y compra de títulos de deuda pública, sigue sin animar a las entidades en su actividad de financiación. Esa bipolaridad entre exigir un aumento del negocio del activo, sin embargo, exigir también ratios de capital, liquidez y solvencia cada vez más duros, hace que las entidades tengan que moverse en una cuerda floja muy peligrosa

Los retos que por tanto tienen delante suya las entidades bancarias son: 

Compaginar la cada vez mayor y opresiva regulación financiara, con las necesidades de su negocio en lo que se refiere a los futuros mercados bancarios y financieros. La pretensión de una banca localizada frente a un mundo que bascula hacia Asia, es un error por parte de las entidades regulatorias europeas. 
Transformar su orientación al producto por una orientación al cliente. El negocio bancario sigue anclado en una estrategia errónea a la hora de dar satisfacción a las demandas que sus clientes les exigen. Hay un nuevo cliente en ciernes, y las entidades están haciendo muy poco o nada por escucharle. 
El reto de la innovación va mucho más allá de la adaptación de ciertas tecnologías. Se ha vuelto vital establecer estrategias de innovación y cambio que doten a la banca nacional de verdaderos receptores y catalizadores de las necesidades financieras de la sociedad
Ello hace que comience a entenderse la tecnología no como las T.I.C tradicionales (Tecnologías de la Información y la Comunicación), sino como Tecnologías Integradas al Cliente. Los pilares sobre los que se sustenta la estrategia tecnológica de las entidades deberían ser el “loosely coupled” y el Consumer Experiencie Plataform, ofreciendo ya no tanto una oferta multicanal, sino omni-canal.

Ahora solo queda transformar esos retos en oportunidades.

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